Fly with me -Liam-

Después de horas intentando concentrarme en la sala Común para leer el libro que mi abuela me había enviado, había desistido un tanto fastidiado por las continuas interrupciones. Demasiado ruido, demasiada humanidad, demasiado todo. Necesitaba un despeje, algo que me borrara de la mente todo lo que me abrumaba. Así que subí a mi dormitorio y saqué mi escoba del baúl- Hola preciosa- ronroneé en voz baja a mi querida escoba. Slayer, mi serpiente, se deslizó lentamente hacia mi, siseando. Parecía molesta. Sonreí de lado, burlón- ¿Que te pasa? ¿Quieres ir a dar una vuelta?

La serpiente hizo un movimiento que pareció un encogimiento de hombros y un asentimiento. Dejé que se deslizara por mi brazo hasta enrrollarse ahí mismo. Mi serpiente y mi escoba eran 2 de las cosas que mas queria en el mundo, una porque me daba momentos de adrenalina y era una de mis pocas pasiones: Volar. Y la otra porque era un regalo, de hace mucho mucho tiempo de mi hermana Arielle. Oscurecí el semblante sin quererlo, como me ocurría cada vez que la recordaba, pero no era el momento. sacudí la cabeza, cerré mi baúl y con mi serpiente al hombro salí a los jardines. Nadie me detuvo, era una de las ventajas de llevar una serpiente malhumorada en tu brazo.

La tarde había sido larga y el anochecer aun más. Pasaron horas y yo seguia volando en el Campo, despejando mi mente, mientras Slayer vagabundeaba por ahi. No tenia que preocuparme por él, siempre regresaba. A diferencia de otros días, hoy no me sentía estresado ni malhumorado ni harto ni hastiado. Mas bien diría...indiferente. Si, indiferente. Era un cambio agradable para mi cerebro. Bajé de la escoba cuando se hizo mas oscuro. No tenía animo para regresar, la verdad prefería estar solo, así que me puse la escoba al hombro y decidí dar una vuelta por los Jardines, claro que teniendo cuidado de que nadie me viera. Di 4 pasos cuando mi serpiente albina se me unió en el paseo. -¿Quieres subir? Bien, sube- Me detuve para darle tiempo de que subiera por mi pierna y, una vez que estuvo bien afianzado a mí, proseguí mi caminar.- ¿Que tal si pasamos la noche fuera? No quiero volver...

Apenas acababa de darme media vuelta cuando oí, así en la quietud de la noche, el suave chirrido de la puerta de entrada. Sonaría casi imposible oírlo en situaciones normales al estar yo tan alejado, a la luz de día y con alumnos pululando por todos lados pero ahora, rodeado de oscuridad y sin un sonido en el aire, sonaba tan claro como una voz gritando. Me volví con rapidez, pensando que tal vez algun profesor o mi jefe de casa había advertido mi ausencia y salía a buscarme. Escudriñé la oscuridad en dirección al castillo y vi salír a una pequeña figura. Eso me relajo, pues de ninguna manera podía ser un profesor, seguro era algun alumno. Era bastante menudo por lo que deduje que era de cursos inferiores. Genial, ahora tenía la oportunidad de molestar a algun mocoso o mocosa, igual daba.

Slayer siseó, molesto por la interrupción del paseo que tanto disfrutaba ahí, enrredado alrededor de mi cuello. Ni siquera me di cuenta cuando subió hasta ahí, pero en fin, eso es otra historia. Con la escoba aun en el hombro observé como subía a una escoba y volaba en dirección al Bosque, osea, justo por donde me encontraba yo. No sabía si me había visto o no, aunque era dificil que no lo hiciera porque yo estaba justo en los lindes, pero no me inmuté, solo le mantuve una fiera mirada de desdén a la figura encapuchada

Seguí la oscura figura con la mirada, paralizado en un intento inutil de hacerme uno con la nada, lo que era muy poco probable que pasara, pero nada me costaba intentarlo. Slayer, igual que yo, se había quedado quieto sin saber muy bien que era lo que me había detenido. Moví ligeramente la cabeza para poder manter a la figura en escoba dentro de mi cambpo de visión. Al ver como sobrevolaba el bosque sonreí de lado. Ya había deducido que debía ser alguien, sino de cursos inferiores, si alguien minusculo para ser de los mayores. ¿Como es que alguien tan joven salía al ponerse el sol para sobrevolar el bosque? ... ¿debía internarme? Tal vez pasaría algo divertido, y si era alguien a quien podría intimidar (de lo que ahora estaba seguro) podría obtener muchos favores. Ahhh todo el mundo teme a los castigos ¿no?
Miré a mi serpiente, que me miraba con suma atención -¿Que opinas? ¿Vamos?- susurré acariciando con mi nariz la de mi reptil. Slayer puso los ojos en blanco, lo que entendí de inmediato como un 'Haz lo que quieras' Así fue como terminé internandome en el bosque, sin ver ni jota pero no era necesario, lo conocía lo suficiente para saber por donde iba. No pasó mucho tiempo después que oí risas, que no tardé en seguir por entre la espesura del bosque con algo de rapidez para no perderlo...o perderla, aunque mas bien las risas sonaban como de una niña. Estaba en eso cuando oí su voz. La negrura de la noche hizo que sonara tan clara como me había sonado el suave chirrido de la puerta del castillo, o como oía ahora el viento atravezando las hojas de los árboles que me rodeaban. Eso me hizo detener en seco y abrír los ojos de par en par, por lo terriblemente conocida que me había parecido, aunque no la hubiera oído en años. Eran cosas que nunca podría olvidar porque se repetían para mí en cada pesadilla y en cada segundo de mi duermevela. -No- mascullé para mí, reponiendome de inmediato de mi momento de lividez agitando mi cabeza con brusquedad-Ah, no de nuevo- Era obvio que mi cerebro ya me reclamaba un muy largo y merecido descanso. Decidí ignorarlo, era solo una coincidencia, despues de todo no era la primera vez que me ocurría, recordaba varias veces que me había parecido escucharla y siempre terminaba decepcionado -Vamonos, Slayer- susurré a mi serpiente antes de dar media vuelta.

Seguía escuchando su voz a la distancia y cada vez me parecía menos familiar (?) hasta que escuché un golpe no muy lejos de donde yo estaba. sonaba como si se hubiera estrellado contra un árbol. Mi reptil siseó en mi oreja, como se que hacía cada vez que 'reía' por así decirlo. Sonreí de lado- Bueno, nada pierdo con ver- murmuré llendo hacia la voz. Llegué muy cerca del árbol, donde podía oír perfectamente tanto sus movimientos como sus exclamaciones, pero no podía observarla muy bien. Slayer levantó la vista con curiosidad, igual que yo. Solté una risa sarcástica sin siquiera disimularla cuando ví que su escoba se había quedado atorada muy por encima de ella
-Veo que eres muy hábil en la escoba- dije con una sonrisa burlona, cruzandome de brazos y recargandome en un tronco cercano. No se porqué le hablaba, pero ya que estaba ahí nada perdía con hacerlo.