Por fin un fin de semana...{Katherine}

Copiosas nubes surcaban el cielo bloqueando cualquier haz de luz que pudiese provenir del sol, inundándolo todo con matices grisáceos a pesar de haber amanecido hacía varias horas, presagiando claramente un vendaval que comenzó poco después del medio día al terminar el entrenamiento de su casa y obligaba a todos a permanecer el la sala común o en el mejor de los casos en sus dormitorios. –No puedo escuchar ni mis propios pensamientos.- Bufó en un susurro que apenas logro escucharse en el bullicio de la sala común, apagándose con la misma intensidad con la que lo haría una vela encerrada en un frasco, sin oxigeno y con una calma que cualquiera envidiaría aunque en su interior existiera una necesidad de salir corriendo en cualquier momento. –Tengo que salir de aquí.- Afirmo un par de minutos después cuando se había acercado uno de sus compañeros de casa que terminara a unos centímetros de dentarse sobre ella antes de que le empujara para levantarse del sofá sin dejar que le diera el mensaje que tenía para ella, camino sorteando a sus compañeros hasta llegar al retrato que le separaba del resto del castillo llegando a uno de los pasillos, cambio a su forma felina escudada por una de las estatuas y con toda elegancia lanzo una carrera al único lugar solitario que le venía a la mente, la lechucearía.

¿Pero los gatos no temen al agua? Obviamente no en el caso de la dulce minina que salió a hurtadillas hasta su destino, valiéndose de una carrera para no mojarse demasiado, sin necesidad de coger aire gracias a su prodigiosa condición y no volvió a su forma humana hasta que se encontró refugiada bajo el dintel de la puerta la cual abriese con rapidez para refugiarse en la torre cerrando la puerta tras de si. –Al fin.- Susurro aquellas dos palabras con temor a perturbar la paz que tanto necesitaba, disponiéndose luego a subir las escaleras de madera sin ningún tipo de ruido-tarea que no le resulto difícil al conocer perfectamente aquellas escalinatas desvencijadas- Una vez ahí su emplumada amiga voló de su sitio propiciándole una encantadora lluvia de plumas blancas y doradas de algunas otras que se habían desprendido en su proceso de pelecha. –Jezebell aun no tengo una carta para ti.- Murmuro mirando al ave que se había situado en su brazo derecho afirmándose a la chaqueta del uniforme, comenzando a frotar su cabecita púrpura contra el hombro de la chica que respondió con una radiante sonrisa y recargando su mejilla en su lechuza susurro. -¿Tienes algo para mí?- Pero su mensajera negó haciendo un ruidito conocido, para la rubia quien saco de su bolsillo unas gomitas en forma de lombriz que le había comprado en el callejón.

En ese momento su amiga aleteo con felicidad para después coger su gusanillo, lo engullo con rapidez y después le pidió una más. -Tendrás todas las que quieras cuando vuelvas con la respuesta de papá.- Anuncio tocando con su dedo índice el pico del ave, después extrajo una carta de la bolsa interna de su chaqueta afirmándola a su mensajera y una vez que estuvo lista le entrego un par de gomitas más. - Buen viaje Jezz!!- Se despidió de su amiga, miro a ambos lados mirando su soledad convenciéndose que no había un lugar mejor para estar en ese momento y sin pensarlo volvió a trasformarse en gato para subir a una de las ventanas superiores consiguiendo sentarse en el alfeizar con su forma humana. No fue hasta entonces que escuchara la puerta del recinto abrirse nuevamente, escucho el ruido tosco de un chico subir las escaleras e instintivamente espero absteniéndose de hacer cualquier ruido mientras observaba con paciencia descubriendo en cada movimiento su ¿furia? ¿Nerviosismo?¿impotencia? ó quizás una mezcla de una oleada de sentimientos.

- Si quieres que tu lechuza venga a ti, sería útil que le llamaras por su nombre, quizás este comiendo y no te ha escuchado llegar.- Murmuró a su amigo con una sonrisa pasando sus pies a un costado, dejándolos colgar mientras reclinaba su cuerpo al frente y se dejaba ver desde su pequeño “escondite” mientras sus manos jugaban con una pluma violeta que su lechuza había dejado atorada en sus ropas.

No se necesitaba ser un gran observador para descubrir la forma en la que se habían tensado los músculos de la espalda del castaño, formulando una rigidez tan pronunciada que le hizo pensar en las escamas de un dragón y al mismo tiempo imaginar el respingo que había hecho al descubrir rota su preciada soledad al tiempo que se volvía a instalar la coraza en su corazón casi con la misma rapidez como la nostalgia se aparto de su mirada. –Nos parecemos más de lo que creía.- Susurre en un tono tan bajo que tan solo se advertiría al sutil movimiento de mis labios, más no era mi intención ser escuchada por que le entendía mejor que nadie y además de ello sabía lo complicado que era lidiar con las peleas internas en aislamiento intentando evadir cualquier sensación de lastima aunque esta ni siquiera existiera.

- No estoy diciendo que no te reconociera.- Le respondí mientras miraba rápidamente el alfeizar para buscar una manera de bajar sin volver a mi forma felina, intentando conservar ese secretito con mis mejores amigos, después de todo era agradable pasear desapercibida por el colegio y así tener algo que era practicante imposible siendo humana. –Solo he dicho que debe estar distraída.- Añadí al tiempo que descubrí un lazo que habían colocado para entretención de las aves, entonces extendí mi mano para comprobar que estuviera bien sujeto y luego me fui haciendo hacia un costado para intentar bajar cuando escuche el comentario de mi amigo. -¿He que he hecho para tener entre mis amigos los chicos más vanidosos de Hogwarts? –Pregunte bromeando mientras esbozaba una tierna sonrisa recordando a James, Loki e inclusive a Freddie sentirse el centro de atención.

- No tienes que contestar, aunque si tantas ganas tienes de saberlo te lo diré, he llegado cuando empezó a llover en la mañana.- Murmure mientras jugaba al equilibrista andando por la gruesa cuerda, bajando lentamente a su lado intentando no resbalar y por suerte no había sido así hasta casi llegar al suelo donde me fue fácil sostenerme de el. – Así que no puedes decir que te estuviera espiando pero si me acusas de estudiar animales soy culpable.- Bromeé mientras le rodeaba con los brazos intentando que mi resbalón pasara desapercibido como si esa fuera mi intención desde el principio, intentando confortarle haciéndole saber que le quería sin decirlo -evitando que me alejara por los sentimentalismos que tanto le molestaban- y luego me aparte plantándome con gracia en el suelo. –No sabes lo interesantes que pueden ser las Lechuzas, es una pena que llegaras hasta ahora pudiste haber conocido a Jezebell y criticarme por su color violeta.–Añadí intentando no comentar nada de lo que vi con antelación, sabiendo que lo que menos quería era que lo comentase y asegurando que el no había advertido que leí su estado de animo antes de que el luchara por ocultarse.

- De la misma forma en que he bajado pero a la inversa.- Respondí sin sopesarlo con un ligero encogimiento de hombros restándole importancia a mi inusual ubicación, moviendo un pie tras otro continuando con mi descenso pero al llegar al final resbale con una masita que estaba sobre la cuerda y como un reflejo extendí mis manos como si quisiera abrazarlo acabando –como era de esperarse- detenida por la cintura mientras sus dedos se aferraran a ella con fuerza como si intentara apartarme. – ¿Pero te crees tan interesante para que alguien planeará espiarte?- Inquirí divertida cuando el retomara el tema al tiempo que empezaba a caminar a su alrededor sin darle tiempo a responder utilizando el comentario de las lechuzas para distraerle a la vez que le miraba con curiosidad como si no lo hubiera visto antes y cuando llegue a su espalda sin que el se diera cuenta le abrace por la espalda recargando mi cabeza en ella. – Jezebell es mi Lechuza y su color es por un capricho mió.- Conteste esta vez en un murmullo escondida en su punto ciego para que no pudiese mirando mientras hablaba, siguiendo mis impulsos y esperando que no rechazara mi muestra de afecto por que era mi persona la que le necesitaba.

- Pero no le has encontrado por que le mande a mi padre una carta para expresar mis deseos de permanecer en colegio parte del periodo vacacional, mi hermana ira a casa de su novio y como el esta ocupado en el ministerio hasta unos días antes de navidad no quiero estar sola en casa.- Le explique bajando un poco más mi vos, intentando que no descubriera en mis palabras la pena que me daba ir a casa sumergiéndome en una trampa sin salida e intente confortarme con la idea de que tal vez Freddie pudiera quedarse conmigo un poco más pero luego recordé que tenía a su familia esperándole en la madriguera acabando por negarme la idea de mencionarlo siquiera. -¿Por qué los recuerdos tienen que doler tanto Li?- Pregunte después de unos instantes al separarme, dándole la espalda sin dejar que descubriera esa sonrisa dispuesta a llorar y la melancolía en mis orbes azulinas.

Después respire profundamente llevando la mirada al techo negué con la cabeza volviendo la mirada a mi amigo con una dulce sonrisa. - Lo siento, no tienes que responder a ello y ni siquiera se por que te lo dije… -Añadí de una manera rápida, medio atropellada al tiempo que llevaba mis manos a mi cabello como si intentara desenredarle metiendo mis deditos entre las hebras doradas aunque más que ello mi intención era relajarme echando a un lado ese breve momento de debilidad como había hecho siempre.