Pesadillas de noche y una estrella fugaz~

Al terminar las clases debía empezar a crear una estrategia para el entrenamiento de Quidditch pero mi mente estaba tan dispersa que iba de un punto a otro sin lograr ningún resultado optimista, así que decidí alejarme de todos los puntos concurridos pero ni siquiera la biblioteca fue lo suficientemente callada para lograr concentrarme y fue así como termine en mi habitación recostado en la cama con la cabeza colgando a un extremo mientras mis pies se posaban en la pared. – Esto no funciona. – Murmure para mi creyéndome un idiota por seguir el concejo de Katherine para que la sangre llegara a mi cabeza, así me acomode de una forma más común con la cabeza sobre la almohada y en mi mano apareció una esfera transparente con la que empecé a jugar haciéndola levitar.

Finalmente esta termino estrellándose en el cristal de mi ventana mientras que yo me había quedado profundamente dormido, no obstante cuando desperté me encontré con la ventana reparada y con la canica a mi lado junto a una nota en la que tan solo pintaban cuatro palabras; “Me debes una Scamander”. – Si si lo se me has librado de un castigo. – Bufe mirando a mi compañero de dormitorio profundamente dormido, más no tenía ánimos de continuar en la cama así que cambie con la varita mi uniforme por unos jeans desgastados y un polo azul para después dirigirme a la torre de astronomía con tal cautela que ni los cuadros se habían percatado de mi escapada.

No obstante me lleve una gran sorpresa al mirar junto a la pared una joven rubia hecha un ovillo, me acerque para preguntarle si estaba bien y cuando al fin le vi levantar la cabeza le identifique a mi hermanita. -¿A quien tengo que golpear? – Pregunte con severidad pensando en castigar a cualquiera que fuera el causante de sus lágrimas pero termine por negar con la cabeza, me acerque a ella sentándome a su lado y le acerque rodeándole con los brazos de forma fraternal. – Dime su nombre, no le protejas que le haré pasar la peor de las vergüenzas. – Añadí intentando que se tranquilizara afirmando mi abrazo para demostrarle que pasara lo que pasara contaba con mi apoyo, puesto que siempre sería su hermano y velaría siempre por su bienestar.

Rodó los ojos con impotencia al escuchar la negación de la rubia -pensando en que estaría ocultando al causante de su abatimiento- a la vez que expresaba suplicas mudas en caricias que recorrían la espalda de su hermana mientras ambos eran envueltos por la vehemencia del silencio, aprovechando el momento para intentar disolver las inquietudes que le avía traspasado su melliza, hasta que finalmente las palabras de su hermana desgarraron la afonía y en ese momento sus brazos se cerraron con fuerza rodeando a su hermanita. – No seas tonta Lizzie no puedes matar a un muerto.- Bufó recibiendo la cabeza de su hermana con tenues caricias que le recorrían lentamente intentando transmitirle la calma que el mismo había recuperado al escuchar la verdadera razón de sus desasosiego, luego de unos minutos escucho su queja y sin pensarlo giro la cabeza para depositar un beso pequeño en su cabeza.

- Ha sido solo el producto de tu imaginación pero tranquila que no te dejare...– Murmuro con sinceridad, siendo que entre sus constantes discusiones y juegos le quería como a nadie más podría hacerlo. –Después de todo eres una parte de mí.- Permitió escapar aquellas palabras de su pensamiento, recordándole que eran gemelos idénticos pero más que compartir una célula huevo habían nacido para cuidarse el uno al otro y al menos el cumpliría con su parte. –Y los viejos son huesos duros de roer.- Bromeo sonriendo al tiempo que libreaba a la chica de su abrazo para encontrarse con la imagen risueña de una psicótica pero si tenía que ser sincero prefería verla así a tenerla deprimida todo el rato por un mal sueño. - ¿He que me has puesto en la cara?- Preguntó llevando sus manos a su rostro para “intentar descubrir lo que me había hecho” pero en lugar de hacer aquello movía las partes de su rostro gracias a sus habilidades como metamorfomago imitando aquella caricatura muggle.

–Creod que me equidvoque.- Farfulló con dificultad al tener su nariz desviada, mirándola desde donde deberían estar sus labios y luego movió rápidamente las manos para acomodar todo en su sitio. – O tal vez no.- Concluyó riendo divertido al terminar su interpretación con la que ganase el apodo de “Lorcara de papa” y así intento evitar que se sintiera tonta por su ataque de histeria. – Gracias, gracias estaremos disponibles para la próxima función.- Agregó guiñándole a la rubia esperando a que respondiera.

-Bien me abstendré de hacerlo en tu próxima fiesta de cumpleaños.- Bromee insinuando que aun era una niña pequeña sin la intención de hacerme el maduro aceptando incluso mi propio infantilismo, sabiendo que podía objetar que nacimos el mismo día y cuando le sentí caer en mis brazos le correspondí acariciándole la espalda. –Tranquila los veremos en las vacaciones de invierno.- Murmure intentando confortarla con caricias suaves en sus cabellos pero aquello no pareció surgir efecto por que ella seguía hablando sobre lo que haría papá terminando con aquella pregunta que me extraño. –Claro que les hecho de menos pero si pienso en ello a cada instante no podré concentrarme en mis clases ni conseguir que se sientan orgullosos de mi.- Acepte apartándome suavemente de ella, colocando mi cabeza sobre la suya y una vez ahí deposite un beso fugaz en su frente.

- Todo saldrá bien princesa.- Murmure haciendo la parodia de lo que comentase minutos antes, extendí mi mano pensando en el chocolate caliente invocando una taza y al minuto siguiente se lo ofrecí. -Vamos no seré papá pero contaras conmigo cuando lo necesites, solo pide y lo tendrás.- Concluí con una sonrisa tomando el papel del hermano mayor dispuesto a todo por cuidar de ella.