Paso de gato

No lograba recordar cuanto tiempo llevaba dormida después de mi incidente en el bosque prohibido pero era consiente de que fue más de lo que mi cuerpo podía soportar, fue entonces que escuche el estruendo de mi ventana abrirse por gracia del viento que empezaba a recorrer cada rincón de mi habitación obligándome a levantarme de la cama para cerrar la ventana y aunque cualquiera se hubiera asustado en mi semblante permaneció inmutable; sin agrado ni molestia. -¿Me habrán echado de menos en el comedor?- Me pregunte en un murmullo mientras me estiraba buscando desemperezarme mientras me asomaba por la ventana donde lograse ver una brillante luna luchar con sus hilos de plata por atravesar las copiosas nubes que amenazaban con invocar una tormenta, justo en ese instante recordé una de las historias que solía contarme mi padre sobre el conejo que vivía en la luna y se ponía a bailar sobre una luna de queso cada noche agitada.

Finalmente mi mente empezó a relacionar ese pensamiento con mis necesidades, así que arriesgarme a un castigo mucho peor me cambie para encaminarme a la cocina impulsada por mi anhelo de poder tomarme algo de chocolate sin importarme las consecuencias atravesando los largos pasillos sin que un alma viviente me molestara, murmure algo para que mis pasos no despertaran a los cuadros por el mínimo ruido que pudieran ocasionar y luego mire hacia atrás asegurándome de estar sola pese a no tener que dar ninguna explicación. -Quizás pueda encender una luz- Susurre en un tono inaudible antes de que mi consiente me diese un buen regaño, libere un pequeño suspiro y después sustraje un buen surtido de cacao teniendo precaución de que Peeves no me descubriera.

Más no pasó mucho tiempo para que me viera en la torre de astronomía agradeciendo no llevar el traje del colegio, avance con la charola entre mis manos hasta llegar a un rinconcito donde no hubiera tantas corrientes de aire aunque me tuviera que esconder entre las sombras, me senté con gracia felina sin tirar nada intentando decidir por donde empezaría, mirando el termo de chocolate caliente, una tartita de chocolate y un buen surtido de ranas de chocolate. –Prrr- Ronronee como era normal al estar rodeada de tan dulces aromas, le di un sorbo al chocolate caliente y acto seguido tome una rana de chocolate pero al abrirla esta salto en el momento justo en el que la vos de uno de mis compañeros pidiendo la golosina. – Parece que es tu día de suerte.- Musite con suavidad intentando no reír por la coincidencia mientras mis labios empezaban a formular una sonrisa e inmediatamente me recorrí un poco sobre la viga para dejarme ver, después de todo ambos tendríamos los mismos problemas si nos descubrían y no pensaba arriesgarme por no compartir de mi pequeño botín.

Al asomarse sobre la viga consiguió vislumbrar la forma tan peculiar que tenía el castaño para atrapar la ranita de chocolate e inconsciente lanzo la frase que le anunciase de una forma sorpresiva, más bastaron unos segundos para que el arrepentimiento se apoderara de ella, sobre todo después de notar la forma apresurada con la que se levantaba su compañero y sin poder evitarlo un tenue color carmesí se apoderó de sus mejillas al ver el gesto caballeroso que tuvo para con ella. – Bonne Nuit Monsieur – Replicó levantándose de su sitio para luego fingir que tenía un vestido dando paso a una reverencia en respuesta a su galantería.- Bon Appetit.- Añadió mostrando su educación en el mismo tono afrancesado que poseía gracias a su madre al mirarle comer la golosina, acto seguido dejo que sus piernas se doblaran volviendo a sentarse sin quitarse del punto de visión del chico.

- Je m'appelle Katherine, bienvenue…- Se presentó de una forma informal señalando un lugar a su lado invitándolo a compartir su "fuga de chocolate", sin que su sonrisa le abandonara en algún instante ya que era agradable para para la rubia tener compañía y más cuando su “visita” le traía tan buenos recuerdos de su amada Marsella.

-C’est sympa- Musito con suavidad en un tono inaudible al tiempo que le miraba encaminarse casi al ritmo de la lluvia que golpeteaba contra la estructura del edificio, encontrándose luego con la diestra del joven extendiéndose a ella e inmediatamente levanto la propia con delicadeza levanto para estrecharlas. – Enchanté Monsieur Ayers, vous êtes très gentille.- Replicó con simpleza encorvando sus labios dando vida a una candida sonrisa, después ladeo la cabeza liberando la manito del castaño e inconscientemente se acomodo el cabello a un costado del cuello buscando que no le estorbase.

-Comment allez-vous?- Inquirió con naturalidad esperando a que se sentara a su lado, mientras se inclinaba a un lado para tomar la charolita entre sus manos colocándola en sus piernas, sirvió chocolate caliente en la taza que había llevado para ella entregándosela al joven y después lo hizo en la tapa del termo que servia perfectamente para aquella función.