Partido amistoso .Laila. x)

El Ravenclaw perfecto siempre fue caracterizado por poseer inteligencia, sabiduría y una mente dispuesta e indudablemente el rubio las tenía pero era un completo novato en cuanto chicas se trataba. -¿Por qué es tan difícil encontrar el momento perfecto?- Se pregunto sentado en las escalinatas de la torre del reloj mientras una rubia traviesa intentaba no ser tan dura con el. – Es por que te preocupas demasiado- Replicó con simpleza como si supiera que tenía todo tan sencillo, como si tan solo tenía que decirlo para obtener la aceptación de su hermana y así todo terminara empezando con una aventura. – Pero quiero que todo sea perfecto en ese momento.- Contesto llevando la diestra a sus cabellos alborotándoles como si quisiera que el aire acariciara su cerebro para hacerle pensar con más claridad, luego camino de un lado a otro en el estrecho lugar y se detuvo de improviso. – No te preocupes el plan es in falible con tan solo dos posibilidades; te llevas el premio o la vergüenza publica.- Anuncio con una sonrisa perdiguera la última frase la seguridad que necesitaba objetando que ella tenía que conocer perfectamente los sentimientos de su hermana hacia el. – En ese caso llevemos el procedimiento hasta el final.- Concluyó el varón aun con algunas dudas pero intentando parecer optimista. - He!! te falto el cambio, águila azul. – Bromeo Katherine al tiempo que se levantaba de su sitio, dio unos saltitos esquivando el par de escalones que les separaban y le golpeo el brazo. –Pero ahora iré a hacer mi parte.- Confesó e inmediatamente salio del lugar.

- Éxito con la misión gorrión rojo.- Susurre en una voz apenas audible mientras me quedaba solo sin la intención de que me escuchara, espere un par de minutos al tiempo que repasaba el plan e inmediatamente extraje uno de los comunicadores que usaba con el equipo de mi casa. – Águila azul llamando a la parvada, es hora de jugar, vamos a por ellos.- Comunique con mi característica sonrisa buscando su apoyo para la operación, después salí rumbo al campo de Quidditch para preparar mi parte y una vez que estuvo todo listo fui a los vestidores para ataviarme con el uniforme. – Bienvenidos!!- Anuncio la vos animosa de un tejon instalándose para recibir a los asistentes para el juego amistoso de “Ravenclaw Vs Slytherin”, dando las premisas sobre el encuentro que se realizase gracias a la insistencia de una gatita encanta serpientes –kitty-, mientras los integrantes de cada equipo se montaban en sus escobas para iniciar la competición, pese a ello aun no tenía la intención de entrar en el partido y por ello estaba escondido entre las gradas con la escoba en la mano buscando a mis amigos con la mirada.


Finalmente encontré a mi cómplice sentada a lado de su pelirrojo tonteando como siempre mientras bromea animada sobre mi forma peculiar forma de entrenar al equipo, riendo seguramente de la vez que propuse la carrera de avestruces hacía unos meses y aunque no me era posible saberlo a la distancia pude mirar la forma en la que mi amiga “tomaba las riendas”. – Después de esto tendré que darle un buen obsequio. - Susurre mientras volvía la mirada al campo al tiempo que una amplia sonrisa se apoderaba de mis labios al admirar una conocida cabellera castaña moverse con el viento mientras se ponía de acuerdo con la otra cazadora, lleve las manos detrás de la cabeza y me limite a esperar mi señal. – Estamos a unos minutos de empezar ¿pero alguien ha visto ha visto al capitán de Ravenclaw?- Pregunto el comentarista lanzando la primera llamada, primera, después una de las tejoncitas le dio un codazo a su amiga para que me viera. - ¿No me digan que ha ido a buscar su amuleto de la suerte?- Bufo el joven comentarista en son de burla lanzando la segunda llamada, entonces me escondí tras una de las telas que adornaban el estadio tan rápido que ni siquiera la amiga de la tejona logro verme y tras las miradas atónitas me quede esperando la tercera llamada…

– Vamos Loki no te hagas del rogar que tus admiradoras no te han de esperar.- Termino haciendo rima sin esfuerzo mientras que aparecía del lado opuesto del campo apareciendo montado sobre mi escoba al tiempo que sonaban los vitores de todas las jóvenes de Hogwarts que me admiraban por una cosa o por otra. – Hee no tengo la culpa de que me adoren.- Bufé divertido tomando mi posición esperando a que empezara el juego.

Ni siquiera había pasado un minuto cuando se hizo advertir la primera anotación por parte del equipo de mi casa, tal y como estaba previsto las serpientes con el orgullo herido empezaron a utilizar sus tretas para intentar anotar. Al principio el clásico Blurting con la intención de sacar de curso a los de mi equipo sin ver muchos resultados para después victimas de su desesperación volar con la única intención de estrellarse contra mis cazadoras evitando que estas anoten pero aun así las anotaciones les siguieron llegando mientras que hacia mi parte evitando que entrara cualquier Quaffle y no atravesó el aro hasta que una de las serpientes saboteo la bola para que esta corriera en Zigzag. –He solo los cobardes intentan ganar con trampas aunque no los culpo cuando quieren evitar el regaño de mamá.- Bufe intentando cabrear a uno de mis oponentes para que pasara lo que deseaba que pasara, incrementando así las tretas de los chicos de la casa contrahará pero lejos de lo que se esperaba no había un lesionado. -Vamos ¿Es todo lo que pueden hacer?-Inquirí retándolos jactándome de la superioridad que nunca se veía en mi, sorprendiendo a todos los que me creyesen victima de un imperios pero dentro de todo esto la verdadera hechizada fue la pelota que lanzaron al aro y después de atravesarlo regreso por la misma trayectoria pretendiendo golpearme en la cabeza.

- Quien perderá la memoria será otro. – Refunfuñe recordando irónicamente la vez que mis recuerdos peligraron por el golpe de una pelota parecida, esquive con maestría cada uno de sus golpes hasta conseguir que alguna de las cabezas de las serpientes peligraran pero cada vez iba mas rápido y lo último que se vio fue mi figura desaparecer entre las maderas del estadio que al recibirme lanzaron más de una espina. –Hee no te lo tomes tan enserio.- Bufe mediante un intercomunicador a la rubia que andaba moviendo a la bola al mismo tiempo que otra serpiente simulaba ser la culpable por indicación de mi gatita encanta serpientes, después salí dando señales de vida para no preocupar a nadie elevándome hasta el cielo y finalmente caí de mi escoba precipitándome contra el lado contrario del campo. –Segunda fase cumplida.- Murmure suponiendo que Laila trataría de hacer algo contra el “culpable” de que la pelota continuara siguiéndome rompiendo las trancas del estadio, aunque esta ya no me seguía a mi, tan solo hacia de señuelo mientras yo cumplía con mi parte y unos instantes después todo pareció terminar mientras todos se preguntaban ¿Dónde diablos esta el capitán?.

Finalmente el sol se vio interrumpido por una gran cantidad de nubes oscureciendo el estadio como si de un ataque de mortifagos se tratase-aunque en realidad era obra de un profesor que anónimo decidió colaborar con su alumno favorito-, algunos asustados gritaron y una que otra chica se abrazaba de otra para no morir de la impresión. –Todos conserven la calma.- Murmuro el narrador que no pudo evitar mostrar su nerviosismo mientras que desde surgían un sinfín de luces, justo donde había desaparecido pero lejos de ser una marca tenebrosa eran fuegos pirotécnicos que había conseguido en sortilegios Weasley por trato directo con el dueño y en lugar de mostrar la figura de un flamante dragón se trataba de un tierno castor que tan solo unas cuantas personas pudieron distinguir el significado, después apareció un peluzon que por arte de magia se acercaba a darle un beso al castor e inmediatamente le entregaba un anillo. – Laila bonita… No se si mi mensaje te ha quedado claro…- Murmure saliendo desde mi escondite al tiempo que las figuras del cielo se desvanecían, me eleve nuevamente en mi escoba para volar donde estaba ella y tras colocarme frente a ella una sonrisa tímida afloro en mis labios.

-Aunque espero que sí por que no tengo las palabras para decirte todo lo que siento por ti, ni para describir todo lo que quisiera darte por que quizás no exista algo lo suficientemente valioso para retribuir todo lo que me da tu sonrisa y…bueno...- Continúe de la forma más clara que pude hasta que el nerviosismo me hizo llevar mi diestra a mi cabellera rubia para alborotarme los cabellos y después de unos segundos la acerque hasta su rostro para acariciar su mejilla. –Me gustaría saber si… ¿Quieres ser mi novia?- Pregunte lo último de forma atropellada pero las chicas que consiguieron entenderme gritaron de la emoción mientras que yo no podía separar la mirada de la castaña que había provocado tantas emociones desde que la conocí y que sin saberlo había robado mis más secretos suspiros.

Todo había salido como lo había planeado pero la seriedad en su rostro no consiguió más que desconcertarme dentro de un sin fin de señales confusas; por un lado estaba su seriedad habitual que significaba que nada de lo que había pasado le había hecho gracia, mientras que en el caso contrario las tonalidades carmesíes de sus pómulos apremiaban mi esfuerzo, no obstante, una palabra me saco de mi pelea interna para darme una orden que obedecí al instante hasta situarme en el suelo del campo, dejando mi escoba recostada sobre el césped al tiempo que me apartaba de la multitud junto con ella y sin atreverme a decir nada más intente que el nerviosismo del momento me hiciera decir una estupidez. –Confío en la persona que manipulaba la pelota y las galerías también estaban manipuladas para parecer romperse en el momento en el que las atravesara.- Confesé en el instante en el que escuche su pregunta, mirando de forma inconsciente su silueta enfadada, pero no diría quienes eran mis cómplices para que no se llevaran parte de mi culpa, mientras mi mano despreocupada iba directamente a mi cabeza, alborote mis cabellos con fuerza y me mordí el labio para no soltarle palabras atropelladas intentando serenarme.

Finalmente sus palabras rompieron el incomodo silencio dando lo que parecía ser entre un regaño y una aceptación. Espera un momento -¿Me ha dicho que sí?¿No esta jugando?¿De verdad me acepto? Vaa no seas idiota Loki estas loco no sordo- Me regañe mientras mis parpados danzaban con cierta incredulidad, avance un par de pasos aproximándome a ella abrazándole por la cintura y solo alcance a liberar un susurro. –Solo quería que fuera especial, no tienes por que temer por mi seguridad, sabes que aprecio demasiado mi vida y ¿Te has olvidado a que casa pertenezco?- Comente con una sonrisa intentando que todo su enojo o preocupación se desvaneciera, dándole a entender que todo lo tenía planeado, todo estaba en su sitio, nada se saldría de lugar y no habría nada que temer mientras recargaba mi mentón en su hombro. -¿Me perdonarías por angustiarte tanto novia mía?- Pregunte divertido después de ladear mi cabeza consiguiendo rozar su mejilla con mis labios, descubriendo el calorcito que era producido por la sangre congregándose en su rostro y sin darle tiempo a responder me separe de ella.

Le gire intentando ver lo que habían provocado mis palabras mientras le acariciaba el rostro, deslicé mis manos hasta su cuello acercándole a mi consiguiendo así rozar nuestros labios en un candido beso, un rece suave que fue cobrando fuerza, explore sus labios con los propios llenándome de su sabor, de su aroma, sin detenerme a medir el tiempo o pensar si nos estarían mirando en ese momento aunque lo más probable era que medio estadio estuviese ahí observándonos y sin necesidad de mirar sabía que había un castaño golpeándose la cabeza al reprocharme lo mucho que me había tardado en declararme, aunque no valía la pena pensar en ello cuando tenía a la castaña entre mis brazos como mi novia… ¿No es extraño como suena esa palabra? Si, tal vez lo sea pero no lo cambiaria toda esta confusión por nada.

Cinco palabras fueron suficientes para sentirme un completo idiota, había temido tanto tiempo su rechazo que guarde lo que sentía por la castaña en lo más profundo de mi ser –aunque para muchos era más que obvio- ahora ella misma me estaba dando a entender que sentía lo mismo desde hacia una eternidad pero no quise pensar en cuanto tiempo había perdido por mi indecisión por que eso no era cierto, ¿Pero como iba a serlo?, cuando en cada primavera me tropezaba con su sonrisa, cuando mi única razón para esperar el verano era ver la suavidad de su piel brillar bajo los finos hilos dorados del sol mientras ella retozaba junto a mi, cuando anhelaba el otoño solo para saltar con ella contra los montones de hojas amontonadas por el guardabosques fuera de su cabaña antes de salir corriendo para que este no nos atrapara después de una sonora amenaza, cuando el invierno se volvió mi época favorita justo en día que vimos nevar por primera vez y en lugar de ir a casa como el resto de los niños terminamos haciendo un inmenso hombre de nieve terminando por enfermarnos hecho que dejo de importarnos cuando mi madre nos consintió en casa con chocolate caliente con malvaviscos flotantes.

¿No es increíble? Todos hablan de que al morir vez todos los momentos felices que pasaste a lo largo de tu vida pero justo en este momento me estaba pasando a mi, mientras mi mano nerviosa se movía entre mis cabellos denotando mi nerviosismo y mis orbes azulinas se clavaban en el césped al tiempo que una sonrisa soñadora adornaba mis labios. Fue entonces que sus palabras me recordaron la preocupación que le hiciera sentir con antelación, arrastrando consigo el resto de mis recuerdos, instantes no tan agradables como los anteriores en los que ambos habíamos sentido perdidas al mismo tiempo me conferían cierto confort por que al final siempre estábamos juntos y sinceramente esperaba que así siguiera siendo. –Creo que no puedo prometerlo, sabes lo impulsivo que puedo ser y que no me detendría ante nada para sorprenderte todos los días.- Replique con franqueza sintiendo con pesar como se separaba de mí pero lejos de darme algún reclamo sentí una fugaz caricia de sus labios en la palma de mi mano, provocando que un tenue color carmesí se apoderara de mis pómulos y tras escuchar la última afirmación mi locura volvió a detonarse.

- Pero aun no has visto nada. – Le respondí con una sonrisa mientras liberaba mi mano con suavidad pero antes de que pudiera responder le tome en brazos llevándola cargando a donde estaba mi escoba aun flotando sobre el piso, me senté en ella aferrando a la castaña para que no se escapase de mis brazos y empecé a volar rumbo al lago negro donde esperaba la segunda parte de mi sorpresa sin preocuparme por la escoba de Laila que sería recogida por cómplice. –Solo espero que esto no se quede corto después de lo del estadio.- Murmure suavemente sin la intención de que me escuchara -aunque al estar tan cerca era prácticamente imposible-, luego aparecimos a las orillas del lago donde había una quiosco hecho de madera adornado a los costados con sedas plegadas a modo de cortinas que contrastaban con el intenso tono carmesí de las rosas rojas dispuestas a modo de enredadera en los postes, ocultando a medias la mesa que se ubicaba en el centro, dispuesta con un largo mantel blanco sobre el cual se lucía una fina vajilla portadora del platillo favorito de su pequeña roedora resguardado por cubiertas transparentes, rodeando un enorme florero que contenía un enorme ramo de tulipanes frescos y dispuestas alrededor estaban dos sillas que se abstenían de tocar el mantel para no revelar la sorpresa que aun escondía bajo el.

-No seas muy dura conmigo, por favor… -Refunfuño con suavidad mientras le hacía bajar justo en la escalinata del quiosco, le ayudo a bajar y después entro tras ella con la escoba en mano.