Whisky & Nothing -libre-

Mis melodías siempre habían sido capaces de decir lo que sentía a cada momento por tonto o difícil que pareciera e incluso en este momento intentaba decirlo pero al parecer mi amigo no lo había comprendido su menaje, aunque tal vez había decidido ignorarlo encontrando un halago que escapara de sus labios y sin proponérmelo una sonrisa forzada afloro en mis labios. –Gracias…- Le conteste descubriendo que se negaba a mirarme, deje que un sus piro imperceptible escapara de mis labios para después encontrar su vos pidiéndome salir del lugar, asentí suavemente aunque el no lo notara e inmediatamente me encontré con la tibieza de su mano sujetando la mía y sin decir nada le seguí fuera del local sin importarme que mi chaqueta se hubiese quedado botada en aquel sofá.

Hecho que recordase cuando toque la acera gris, aprovechando que el pelirrojo había soltado mí mano me abrace tratando de conservar mí calor mientras caminábamos por el pavimento y bajo ese vehemente silencio seguí sus pasos sin esperar siquiera una mirada pensando que lo había arruinado. –Freddie…- Murmure tan suavemente que su vos apago la mía, entonces me temí lo peor y no pude más que mirarlo con cierta perplejidad pensando en detenerle pero al final le permití continuar hasta que nacieron de sus labios dos palabras que paralizaron mi corazón. –Petirrojo…- Volví a llamarle con timidez pero esta vez empleando el sobre nombre que le había puesto el día en que le conocí y después me acerque a el extendiendo mis manos hasta tomar sus mejillas absorbiendo sus calor con las yemas de mis dedos.

-No digas más.- Le murmure deslizando mis manos por su cuello hasta atraerle a mi dentro de un calido abrazo. –No arruines la magia de esta noche…- Agregué en una suplica temiendo que me rechazara diciendo que quería a alguien más, entonces me separe deslizando mis manos por sus hombros hasta tomar sus manos y le sonreí. –Pero vamos quiero mostrarte algo…- Concluí halando se sus manos sin esperar respuesta alguna llevándole a la mitad de la calle, donde le solté y empecé a caminar hacia atrás. -Si no te apresuras me perderás.– Bromee con candidez empezando a zigzaguear esperando a que el siguiera el juego, le guíe por un par de calles más virando a la derecha y otras veces a la izquierda hasta que llegue a un vistoso edificio.

- Segundo nivel. – Añadí traviesamente girándome para envolverme entre los cristales de la puerta giratoria, entre a una especie de recepción perdiéndome entre las personas permitiendo que el me siguiera el paso, después me apresure a llegar al elevador y presione el botón que me llevaría hasta el último piso mientras miraba entre la multitud buscando a mi amigo.

Tras los extraños acontecimientos de la velada cualquiera hubiera optado por desistir en el encuentro, dar cualquier excusa para verse otro día e inclusive considerar alejarse hasta que el cruce fuese inevitable o encontrara una manera adecuada de manejar la situación; obviamente ese no es mi plan aunque ni siquiera podía decirse que tuviera una estrategia, simplemente quería hacer lo que se me da mejor cuando me encuentro asustada, necesitaba estar en movimiento para deshacerme de todo lo que me agobiaba en ese momento y alejarme del bullicio de la gente que deambulaba por las calles pero no de el. –Vamos petirrojo sígueme.– Repetía una vez tras otra en mi mente al mismo tiempo que me escabullía entre las personas, buscando ocasionalmente las pupilas esmeralda que siempre centellaban de alegría e inclusive en los momentos más oscuros me deban confort y sobre todo esos labios delgados que se curvaban siempre como si su dueño estuviera planeando alguna travesura.

Ahora habitaba en al cubo frío de metal buscándolo con la mirada descubriendo que mi compañero no alcanzaría a llegar, intentando estirarme para atrancar la puerta pero una anciana con su silla de ruedas me impidió alcanzarlo, libere un pequeño suspiro de decepción para después ver como la cabellera pelirroja se movía perpleja desapareciendo tras el metal y cuando menos lo espere la mujer estaba halando de la chaqueta de mi amigo. –Te apostaría mi dentadura a que esta buscando la escalera de emergencia.– Bromeo como si supiera en lo que estaba pensando, entonces me sonrió dándome seguridad y me hizo una señal para que me acercara a la puerta del elevador a la vez que ella se hacia atrás. –Vamos recíbelo con una sonrisa se ve que te quiere.- Agrego con la sabiduría que le daban los años haciéndome entender algo que desconocía, asentí suavemente colocándome frente a ella dándole la espalda a la puerta del elevador y le mire con una tierna sonrisa. –Gracias.– Fue la única palabra que pudo salir de mis labios, luego escuche la campanilla del elevador y la puerta se abrió justo en el momento en el que me giraba sin perder la dulce sonrisa que me provocasen las palabras de la mujer.

Finalmente la puerta me dejo mirar a mi amigo esperando como la abuela me había comentado, luego le lance una mirada discreta vislumbrando un guiño cómplice de su parte y sin notar como un suave sonrojo se dibujaba en mis pómulos salí por mi amigo. –Vamos petirrojo no tenemos mucho tiempo.– Musite sin darle tiempo de reaccionar, tome sus manos para después regresarlo al elevador notando como la viejecita sostenía el botón que atrancaba la puerta y tras dejarnos entrar la puerta cerró. – Los jóvenes de hoy son muy despistados siempre andan perdiendo el autobús o el elevador.– Comento con diversión mientras sus orbes celestes mostraban el brillo especial de alguien que rememora una época agradable, luego saco un pañuelo y limpio sus gafas e inmediatamente volvió a colocárselas mientras nos miraba colocando la vista en mis manos que no habían dejado de sujetar las de Freddie de una forma inconsciente. –Realmente hacen una linda pareja.- Sentencio provocando que el color en mis mejillas se acentuara mientras me apartaba, mire a otro lado y empecé a repasar los detalles de los botones hasta que llegamos al tercer piso. -Pasen una linda noche.- Se despidió divertida por mis reacciones sin darme oportunidad de responderle un “solo somos amigos” y para ser sinceros me sentí aliviada por que no deseaba decirlo por que hacia tiempo que le veía como algo más…

- Ha sido un placer…- Le grite de forma amable tratando de sacar la tensión del momento me despedí con la mano mientras le perdía de vista tras la nueva obstrucción del metal, luego me gire para mirar al pelirrojo aun con un poco de pena y sin pensarlo le regale una sonrisa tonta evitando comentar las palabras de la dama. – Vamos al último piso será mejor que nos sentemos.- Murmure tomando su mano, guiándole a un taburete rojo que descansaba en el fondo como solía hacerlo en los elevadores antiguos, le hice sentarse para luego acomodarme a su lado con una pierna cruzada sobre la otra, luego me recargue en su hombro y le mire jugando nerviosamente con sus dedos. – Mamá solía traernos aquí cuando éramos niñas, decía que tenía un aire especial y que parecía salir de un sueño por su diseño barroco.- Comente para después negar con la cabeza consiguiendo frotarme ligeramente en tu hombro algo risueña. -Yo siempre le mire como cualquier edificio, nunca entendí que tenía de mágico hasta la última noche en que nos trajo y en una noche de insomnio salí a explorar.- Continúe separándome de el para levantarme, halando de el para traerle conmigo puesto que al bajarse la anciana se terminaron las paradas y bastaron solo un par de minutos para llegar hasta la cima.

-Fue así como choqué con su magia.- Concluí mientras caminábamos por un paraje desolado donde no había más que las salidas de los ductos de ventilación que lucia algunos techos cristalizados y una baranda de concreto dando la apariencia común de una azotea que nada tenía para ofrecer. – Y ahora quiero compartirla contigo.- Murmure con una sonrisa llevándote a una pequeña escalera de caracol que se escondía tras el cubo de concreto, tras esquivarla entrando por un diminuto y oscuro espacio salimos a lo que era un oculto jardín. – El dueño del edificio estudio arquitectura del paisaje con el único objetivo de hacer un pedazo de cielo en la tierra, después de cumplir su sueño pasa aquí las tardes cuando es más bello por la noches pero su avanzada edad se lo impide.- Explique dándole a conocer mi investigación, luego me acomode tras el para extender mi manita y mover el interruptor de luz permitiendo que todo se apreciara mejor.

Justo en el centro se apreciaba un quiosco lo suficientemente grande para albergar una hamaca, rodeado por pequeños caminos que llevaban a un intrincado camino de jardineras en forma de hexágonos intercalados con fuentes pequeñas de una apariencia clásica y simple al ras del suelo. - ¿No es bellísimo?- Inquirí divertida para encaminarme a la hamaca y sentarme en ella luciendo en mis labios relucían una dulce sonrisa esperando a que me siguiera.

Me dedique a admirar cada uno de los movimientos del joven frente a mí, topándome con la imagen de con un bello petirrojo saltando entre las flores saciando su curiosidad con cada uno de las formas o quizás perdido entre los aromas, en aquel momento me incline sobre la hamaca para alcanzar el control de mando que descansaba sobre la mesa y tras escuchar su pregunta volví a acomodarme sobre el fino tejido. - Aunque parezca increíble todo esto ha sido creado en la imaginación de un muggle aunque se han necesitado varios de ellos para construirle.- Le comente con naturalidad colocando el rectángulo de plástico sobre mis piernas, me acomode bien la chaqueta de mi “amigo” metiendo mis bracitos en las mangas y después subí el cierre encerrándome para absorber su aroma con discreción. – Pero aun no has visto nada.- Agregué de forma dulce desde mi envoltura mostrando tan solo mis orbes cristalinos sobre la tela, tome el mando de nuevo y apreté un botón desvaneciendo cualquier rastro de luz.

-No te asustes Freddie eso es lo que debe pasar.- Bromee al tiempo que presionaba otro de los botones activando un sistema de sonido que dejaba en libertad los acordes formados por el golpeteo de los dedos sobre el blanco marfil de un piano desde una anticuada grabación, un punzón más provoco el encendido de la iluminación que provenía de la base de las fuentes y uno más encendió el sistema que permitía a la creciente de agua adoptar el ritmo de la música. – ¿Ahora entiendes el tipo de magia del que hablaba?- Inquirí curiosa doblándome para depositar el tablerillo sobre la madera, di un saltito parándome de la hamaca y me acerque para acomodarme frente a el en busca de una respuesta con una sonrisa oculta bajo la tibieza de la prenda. – Se que no es nada con la que estamos acostumbrados pero a mi me fascina…- Confesé riendo cantarinamente aunque lo único que podía advertir el pelirrojo era la chispeante travesura de mi mirada exteriorizando una muda declaración y una mamita que se apresuraba a acomodar los cabellos que eran alborotados por la brisa para llevarles mi oreja para que no obstruyese mi vista.

- E inclusive he llegado a pensar que cada vez que le visito aumenta su belleza.- Agregué sin dejar de mirar las orbes verdes brillantes haciendo una taciturna revelación, sobre el efecto que tenía su presencia en mi.

Encogí los hombros con ligereza cuando mencionase el efecto de lo incierto sin saber como interpretarle con la única certeza de que lo ocurrido esta noche cambiaría nuestra relación, ¿Se refería a eso?, me pregunte más no podía imaginar nada cuando su mirada se clavaba de esa forma en mis orbes azulinas y menos aun cuando me rodeaba entre sus brazos de esa manera. - Es que tu me haces olvidar como se veían la primera vez y así es fácil dejarme asombrar cuando se presentan una vez más.- Respondí en un tenue murmullo sin saber si el pelirrojo me escucho, aprovechando el momento para llevar mis manitas a su espalda donde las yemas de mis dedos dibujasen nerviosamente algunas figurillas y envolviéndome en mi travesura descubrí el escalofrío que recorriese su espalda provocando que inconscientemente me mordiera el labio al comprender todas las formas que encontraba para protegerme.

Finalmente le sentí separarse pero antes de que pudiera decir nada atrapo mi mano guiándome hasta la baranda donde se apoyase, fue entonces que solté su mano y de un saltito me senté el ella para poder compartir con el la preciosa vista. – No tienes que decirlo…- Respondí risueña llevando mi mano a su mano correspondiendo a la caricia. –El placer es mío.- Añadí para después halar de el situándolo frente a mi, coloque mis manitas tras su cuello como si tuviera la intención de abrazarle y pegue nuestras frentes con delicadeza. -Pero… existe algo que me falta por darte…- Pronuncie con timidez al momento en el que aparecía tras el un obsequio que había hecho para el resistiéndome a unir nuevamente nuestros labios, rehusando a la tentación que significaba la distancia a la que estábamos, sin dar mas preámbulos me hice hacia atrás rodeando así el cuello de mi “amigo” con la suavidad del estambre rojo y dorado. – Se lo mucho que te gustan las cosas muggles así que la hice para ti…- Concluí acomodando la bufanda dejando que reluciera al frente un diminuto aunque elegante y gracioso leoncito.

- Disculpa si esta algo chuequita pero usar esos ganchitos es algo complicado.- Confesé bajando la mirada terminando de acomodar mi presente, recordando las veces que tuve que deshacerla para que quedara presentable y las burlas de Loki que tuve que soportar cuando iba a pedirle su opinión. –Si te sirve de consuelo va con todo mi… cariño…- Bromee suavemente sin saber como terminar esa frase aunque sabia perfectamente que tenia un sin fin de posibilidades, luego levante la mirada y le sonreí aceptando que a veces hablaba demasiado pretendiendo guardar silencio esta vez…

- No tienes tanta suerte.- Me negué risueña ante el comentario de mi amigo recordando la brillante zanahoria con los pómulos llenos de vistosos puntitos marrones, sintiendo como mi corazón se aceleraba al recordar la amplia sonrisa que lucieran sus labios el día en que le anunciaran su casa a la vez que marcaba nuestro destino y no volví a la realidad hasta escuchar su pregunta. – Si.- Le respondí con simpleza alejándome de el para colocar mi obsequio alrededor de su cuello apartándome un poco más para que pudiera admirarla con libertad pese al nerviosismo que sentía al entregarle algo así sin saber cual sería su reacción, temiendo a que mis expectativas se quedaran cortas y dentro de todos mis pensamientos escuche su vos. –No ha sido una molestia…- Le respondí con convicción dispuesta a darle un gran discurso sobre los motivos por los que debía tenerla pero me vi sorpresivamente atrapada en sus brazos, disfrutando de la calidez con la que me rodeaban al tiempo que su vos hacia que un fuerte escalofrío recorriera cada fibra sensible de mi cuerpo y sin pensarlo me rendí acurrúcame en su regazo ocultando mi carita en el espacio de la curvatura de su cuello donde le acariciara de forma inconsciente con mis labios sin llegar a dar vida a un besito.

Finalmente el se aparto de mí provocando que mis pómulos tomaran nuevamente aquella tonalidad carmesí pero esta vez me quede con la mirada clavada en las orbes brillantes, hasta que no fui capaz de contenerla desviándola hasta sus mejillas vislumbrando lo que parecía ser un sonrojo, más decidí no darme ideas equivocadas y decidí esperar a que el rompiera el silencio. –¿Para mi?- Pregunte mirando curiosa como hurgaba en su bolsillo buscando encontrando una de las orejas de sortilegios Weasley dándome la idea para iniciar un nuevo juego así que volví a acercarme hasta quedar frente a el. –No es necesario que me lo des pero si insistes lo tomaré como garantía.- Murmure tomando la oreja de su mano al tiempo que mis labios se encorvaban formulando una sonrisa traviesa y sin darle tiempo a reaccionar hale de el para llevarle a la hamaca mientras guardaba la oreja en mi bolsa, una vez que nos vimos donde quería estar le empuje suavemente para que se sentara e inmediatamente me situé frente a el atrapando su rostro con mis manos sintiendo la calidez de sus mejillas.

–Aunque ahora solo quiero una cosa.- Murmure acercándome con la intención de besarle pero al final tuve miedo, así que mi mano se separo de su mejilla derecha y mis labios terminaron aterrizando ahí de una forma fugaz. –Tan solo quiero verte sonreír.– Murmure sonriendo para después sentarme a su lado sin dejar de mirarle a pesar del bello paisaje que tenía delante de mis ojos y sin pensarlo dos veces saque la oreja de mi bolsa para depositarla sobre su mano mientras entrelazaba nuestros deditos. –Pero depende de ti recuperarla.- Bromee suavemente ladeando la cabeza sin apartar la sonrisa de mis labios.