Encuentro en el Callejón [ Lorcan ]

Nuevamente estábamos en vísperas de iniciar un nuevo ciclo dentro del colegio así mis padres me dieron dos costalitos repletos de galeones para después enviarme junto a mi hermana a Diagon para hacer las compras correspondientes, posteriormente se lo comunique a mi hermanita que como era costumbre me hizo esperar por horas entes de que estuviera lista para partir y cuando al fin se encontraba dispuesta a salir era tan tarde que nuestro padre insistió en llevarnos al caldero chorreante con la promesa de que nos recogería unas horas más tarde. –Gracias hermanita por dejarme traer mi moto.- Le conteste con ironía al tiempo que veía a nuestro padre alejarse en el auto, luego de ello la deje atrás e inicie el camino hasta la muralla de piedras y cual si fuera un juego comencé a presionar los ladrillos en la secuencia correcta.

Delante empecé a mirar la callejuela repleta de tiendas, sobre saliendo entre todas ellas la enorme edificación reluciendo con sus tonalidades de marfil y de donde salía un duende con aspecto malhumorado que seguramente tuvo un mal día trabajando en el banco. – Lissy…- Murmure su nombre al tiempo que sacaba el contenido de la bolsa izquierda de mi pantalón, extendí mi diestra tomando la de mi hermana y le coloque el costalito. – Ahorremos tiempo tu vas a comprar los trastos, mientras compro los libros y nos vemos en tres horas donde Madame Malkin para comprar el nuevo uniforme.- Le anuncie guiñándole para luego salir corriendo en sentido contrario sin esperar su respuesta.

Entonces cual si fuera un infante corrí a Sortilegios Weasley, pensando en esquivar a los chavales pero una cabecita castaña me hizo desistir menguando mi velocidad y cuando menos lo pensé estaba tras mi castorcita. – Llévame contigo.- Le conteste con un tono tan agudo como pude fingiendo una tierna vos digna de una criaturita como esa mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios. - Por favor, aquí esta frío y mis amiguitos me pisan.- Continúe con la broma mientras trataba de esconder mi cuerpo tras su reflejo aunque como era de pensarse no servia de nada pero ese jugueteo inocente me gustaba y lo hacia de forma autómata.

- Quizás si o tal vez no.- Le respondí con una sonrisa traviesa mientras le miraba acércanse, le extendí los brazos como era acostumbrado y después le envolví con ellos levantándola ligeramente al mismo tiempo que escuchaba su intriga. – Ella no hizo nada.- Le respondí enarcando ligeramente la ceja derecha denotando mi duda, después le deposite delicadamente en el piso para luego llevar mi mano a mis cabellos robitos alborotándolos despistadamente y termine trasladándola al cuello mientras mi cabeza se ladeaba ligeramente. – Creo que debemos agradécelo a mi madre que demostró gran habilidad para hacerme comer mis vegetales.- Añadí de forma divertida recordando las figuritas extrañas en las que las cortaba, acomodaba y unía formando diversas criaturas denotando la locura familiar hasta que la vocecita de mi amiga volvió a llamarme.

- Quizás sea más tierno pero nunca te hará reír como lo hago yo. – Continúe con la broma mientras me acercaba a ella, mire al cosito peludo através de el cristal e inmediatamente vi como uno de color púrpura empezaba a seguirme.- Creo que estas cosas te elijen- Comente demostrando mi curiosidad regresándole mi mirada a la castaña sin apartar mi dedo del cristal pero en cuanto me regreso la mirada lo primero que se me ocurrió fue tenderle mi mano. - ¿Quieres entrar para comprobar mi teoría?-Inquirí con mi eterna sonrisa esperando a que se decidiera a acompañarme, más no espere una respuesta y cuando estuvo a mi lado empecé a halar de su mano metiéndome entre los efebos de la entrada hasta el interior del edificio.

- Vamos Laila no te quedes atrás.- Le dije cuando mire que se atrasaba, fue entonces que retrocedí un par de pasos, me coloque tras ella tomándola de la cintura y empecé a guiarla entre todos los visitantes hasta llegar al lugar donde se hallaban los bichitos esos.- Dale mete la mano.- Le perdí curioso mirando si solo el que había mirado antes se le subía o era abordada por varios de los animalitos del cubo.

Tras escuchar sus oportunos comentarios no hice más que responder con una sonrisa que cambiaba constantemente de matices demostrando diferentes estados de emoción -pero todos positivos- hasta que me decidí a desplazarme al interior de la tienda, regalándole así la oportunidad de comprobarlo sin esperar su sentencia, comportándome de manera habitual; siguiendo mis impulsos mientras actuaba de una manera impulsiva y atrabancada.- Dale dale no te comerán.- Volví a insistir ante sus dudas al mismo tiempo que empezaba a separarme de ella, me coloque en frente del cubo en donde residían las pelusas para después mirar como las pequeñas tomaban impulso con su diestra e intentaban tomar impulso; situándose en su cabeza, en sus hombros y alguno que otro aventurero se colgó en su capa de viaje.

- He cambiado de opinión.- Comente negando con la cabeza de una forma infantil, después me detuve llevando mi diestra a mi rostro buscando acariciar el puente de mi nariz imitando un estado de meditación mientras cerraba los ojos y hacia una pausa dramática para dar mi veredicto. – Como decía el bisabuelo Scamander todas las criaturas peludas siempre terminan siguiendo una cara bonita.- Concluí e inmediatamente le regrese la mirada a mi acompañante que aun seguía con todos esos curiosos adornos sobre ella. – Aunque también menciono que uno de ellos segaría a quien tuviera más fuerza además del potencial de liderazgo. – Añadí al tiempo que media la mano al fondo del cubo, buscando algo, sintiéndole completamente vació tan grande como mi decepción.

Fue entonces que un peluson esos fue trepándose por mi manga hasta llegar a mi hombro, se acerco a mi rostro dándome lo que cualquiera definiera como “un beso” en la mejilla y luego de ello no pude evitar reír a la vez que descubría al pequeño pirineo violeta que me había seguido minutos antes. – Pero como te decía hace unos intantes, ahora tengo un seguidor y fiel escudero.- Bufe suavemente volviendo a reír llevando mi mano a la criatura acariciándole la cabeza tan delicadamente como era posible.

Asentí suavemente cuando me pregunto sobre las criaturas permitiendo que mi reflejo hablara por mi sin despegar la mira de de ella atendiendo la forma tan agradable en la que se movían sus cabellos castaños al ritmo de su risa -como si estuviera hipnotizado- luego escuche su broma y sin proponérmelo adopte una expresión seria. – Si, me temo que debo incluirla- Conteste desviando la mirada hacia el cristal observando esta vez a las personas que pasaban fuera de la tienda. –Cuando fuimos por primera vez al mundo muggle visitamos una feria, como siempre por el capricho de Freed y enguanto me vio la mujer se prendió de mí proponiéndose adoptarme como su mascota personal.- Le explique abrazándome como si tuviera frío.- Pero después salio el domador de leones con su látigo y la invito a liberarme. –Termine lo último adoptando una expresión de misterio para después reír cuando le mire cual arbolito de navidad empapado en esferas multicolor mientras escuchaba su pregunta.

- Nunca lo escribió en su libro aunque podría preguntárselo al retrato.- Conteste al tiempo que tenía mi encuentro cercano con el peluso, luego mientras “hablaba” con el escuche a Laila decidirse por el peluche y cuando levante la mirada para ver cual era el que deseaba llevar me descubrí mirándola con ese abrigo de colores. - ¿Este?- Pregunte e inmediatamente me mordí el labio inferior para no volver a reír al mirarla ahí tan…tierna… - Pero si es el único ingrato que te dejo sola.- Bromee con una sonrisa tendiéndole mi mano al bicho para que caminara a mi palma y después se lo tendí pero el bichito no quería dejarme. – Realmente dudo que sea una buena idea.- Concluí moviendo mi dedo pulgar hasta el bicho purpura para después mirar como este se colgaba de el, lo succionaba y lo mordisqueaba sin lastimar.

- Dime que están vacunados. – Musite suavemente haciendo un pucherito al mirarle con resignación, posteriormente intente cambiarla de mano e hizo lo mismo. -¿Qué ahora soy un caramelo?-Le pregunte al bicho dejando que Laila me escuchara mirando como se cogía mi dedo índice.

-He nadie dijo que estuviera cuerda- Replique algo desconcertado por la forma en la que se habían modificado sus gestos, luego intente pensar tratando de idear algo para que el ambiente fuera cordial pero ella se me adelanto dando una nueva declaración y sin poder evitarlo la sonrisa en mis labios renació de las cenizas como lo haría un precioso fénix. – No tienes molestarte de cualquier forma me abría regresado al tercer día y si le preguntas a Lissy te daría la razón ella mejor que nadie sabe lo difícil que es lidiar conmigo todos los días a todas horas.- Añadí de forma despreocupada recordando cuando éramos niños y cada vez que pasábamos frente a una tienda de mascotas ella intentaba intercambiarme por un cachorro sin mucho éxito.

- Claro, como siempre, serás la primera en saberlo.- Conteste ampliando mi sonrisa luego de volver al lugar tras salir de aquellas extrañas cavilaciones gracias a su pregunta, posteriormente ladee la cabeza para escuchar sus respuestas alabando al peluson que tenia sobre mí. – Bueno si tanto te has encariñado con el viene con nosotros.- Sentencie aunque en realidad el bicho iría a parar a la residencia Williams, aunque si lo pensaba mejor también tendría que verle en el colegio y otra serie de lugares – siendo que al final no era tan malo que me mordisqueara- pero sin más que decir asentí con la cabeza. – Oh pensé que querías llevarte a ellos también.- Bromee divertido tras escucharle para después sacar mi varita, de forma silenciosa les hice un hechizo de levitación y uno a uno fui introduciéndolos en el cubo del cual intentaban salir nuevamente pero sin el apoyo de la mano de mi amiga no tenían mucho éxito.

“¿Exagerar?” Me pregunte inconscientemente mientras miraba a los pigmeos entrar en el cubo, dudando por un momento si no había entendido mi broma pero aquello abandono rápidamente mi cabeza tras escuchar su cumplido hacia mi persona y sin pensármelo dos veces me acerque a ella. – Solo espero que no se le haga costumbre. –Le comente mientras le tendía a la bolita purpura que yacía en mi mano izquierda al tiempo que mi diestra guardaba la varita. – Sabes no sería mala idea ir a un viñedo para exprimir las uvas con mis pies, podría pegarles mi dulzura y tendríamos un buen producto a ofrecer.- Propuse e instantes después me acerque a su oído con complicidad. – Aunque no bailaría sobre ellas si no lo haces conmigo.- Declare finalmente, después desvié mi vista por el lugar hasta encontrarme con una serie de sortilegios que podría usar para mis travesuras y sin esperar una respuesta me encaminaba a ellos, después de todo no era una pregunta.

Contrariamente a lo que pensaba Laila para mi resultaba risible imaginarme como mascota usando un collar antipulgas mientras alguien intentaba enseñarme algún truco, expresando una paradójica diversión, no obstante, todas esas imágenes terminaron por abandonarme cuando escuche mencionar a mi hermana devolviéndome a la realidad y entonces sin proponérmelo mire a mi amiga ladeando la cabeza sin perder mi sonrisa. - Ella no soporta ni a su sombra pero si le ofreces a un cachorro por mi no tendrás que volver a verle siquiera.- Bromee sacándole la lengua de una forma juguetona sin perder detalle de cada una de sus replicas-tanto gesticulares como verbales- asintiendo automáticamente cuando se refirió a tomar mi palabra, al instante continúe escuchando sus expectativas sobre su nueva mascota y así recupere el hilo para terminar con mis bromas acostumbradas.

–Tal vez te los regale para las fiestas navideñas así le ahorraría al guardabosques ir a buscar un precioso pino y sin duda serías el ornamento más recordado.- Repliqué con franqueza dándole una especie de cumplido al mirar a las bolitas ir de ella al cubo, luego sin saber como termine haciendo referencia sobre los viñedos, haciendo alusión a esa vieja costumbre en las que exprimían las uvas con los pies, siendo sorprendido por las palabras de mi pequeña empresaria, aunque no paso mucho tiempo para que me confiara su risa al mismo tiempo que me invitaba a jugar y sin pensarlo susurre aquello a su oído para después alejarme. - Sabes que tengo dos pies izquierdos así que necesito a una compañera de baile igual para asegurarme de que no le pisare.- Le respondí mientras caminaba a una de las estanterías ocultando en aquella frase una verdad que pensaba desde hacia tiempo, más por alguna extraña razón no había encontrado la forma de hacerle saber lo que sentía y no se me ocurría otra cosa que tirarle algunas indirectas.

Fue entonces que le mire contornearse por el movimiento del pigmeo bajo su tunica haciéndome reconsiderar eso de ser mascota, aunque con una extraordinaria selección de amos por no decir que solo habría un nombre permitido en mi pergamino de adopción y la propietaria perfecta estaba justo detrás de mi.-¿Enserio no preferirías otra mascota?- Inquirí divertido mientras le miraba de soslayo pensando en el argumento de hacia unos segundos atrás, conservándolo como mi chiste local y luego le regale una radiante sonrisa mientras me giraba. –O quizás… quieras una pluma para corregir la ortografía.- Agregué mostrando frente a mi una de las plumas que cogí del estante junto a mi pero estaba tan distraído que no mire cual tome y cuando menos lo espere tenía una mancha azul zafiro en el rostro. –Aunque nunca sobre una pluma de broma.- Concluí riéndome de mi, restándole importancia al hecho que estaba manchado a la vista de todos, mostrando esa actitud despreocupada en una dulce sonrisa.

Off. Que post tan raro x)

Parecía que a Lorcan no le molestaba mucho ser mascota de alguien, y sin saber porque eso si me molestaba a mi, no obstante intente que no se notara -¿Aceptara a Brush?- Pregunte inconscientemente, para intercambiar mi cachorro -y también de mi hermana- por Lorcan, una idea bastante tentadora, la verdad. Pero bueno, no lo haría, eso estaba claro y mas claro aun era que su hermana no me lo permitiría, sonreí divertida cuando le vi sacar la lengua, casi olvidando lo que estaba pensando.

Fue inevitable que me sonrojara ante su siguiente comentario mientras las distintas pelusas iban al cubo -No exageres, no es tan así... Lorcan- Su nombre lo dije casi en un susurro, mientras desviaba la mirada y el rostro para que no se percatara de mi sonrojo. -Además... papá no me dejaría tener tantos...- Concluí, pues a pesar de que papá nos consentía tanto a Kitty como a mi, tener todos esos soplidos pigmeos en casa no le haría gracia, estaba segura de eso. Entonces me sorprendió el hecho de su nuevo comentario -Ey, aunque te pisase no te dolería!!- Clame intentando parecer seria y dolida, cosa que era completamente falsa, ¿acaso tenia una forma de enojarme con el? Claro que no, no podía hacer eso, porque era yo misma la que luego se sentía pésimo, enojarme con él me era imposible. Aunque en aquel momento, sentía como si aquella frase ocultara algo mucho mas explicito de lo que yo entendía, no sabia como explicarlo pero así era, por lo que volví a sonreír.

La pelusa violeta que había hace algunos momentos atrás perseguido a mi rubio amigo, ahora se abría paso por entre mi túnica, haciendo que me dieran cosquillas, sonriendo por aquello -No, quiero este soplido... puedo soportar las cosquillas. Aunque es una lastima que no hayan amarillos- Exclame totalmente distraída, sin entender la verdadera intención de su pregunta y a lo que se refería. Lo vi volverse hacia los estantes mientras finalmente el soplido pigmeo se quedaba en algún lugar de mi túnica, entonces Lorcan volvía a girarse hacia mí, ofreciéndome una de esas plumas, que resultó ser de broma y término manchándole el rostro. Sin embargo el hecho, a él no pareció importarle demasiado, pues solo se veía tan despreocupado como siempre y aun mas, sonriendo. Característico de él, no ponerle gravedad a las cosas y disfrutarlas todas lo mayor posible. Sin previo aviso -y sin pensarlo, debo aclararlo- me acerque con cuidado, tomando algo de mi manga que caía sobre mi mano, ya estando frente a él -Cierra los ojos- Le pedí, y en cuanto lo hizo me agarre de su túnica y alzándome en puntillas le sople algo de viento en su nariz -donde se había manchado- y luego le limpié la mancha azul zafiro con la manga que aferraba mi otra mano, pasándosela suavemente por sobre la mancha. Mamá solía limpiarme así, recordé y entonces volví a posicionar los talones sobre el suelo, y luego de algunos segundos solté la túnica del rubio, separándome un poco y exclamando -Listo, como nuevo...- Le dije mientras aun le sonreía y entrecerraba un poco los ojos y me llevaba el indice a mis labios -Mmmm... creo que si llevare una pluma para la ortografía, necesito ayuda con mis tildes- Exclame y di unos pasos hacia el costado, para buscar una en el estante adjunto

Tras escuchar la pregunta sobre su mascota me encogí de hombros sin saber que contestar, por suerte, aquello no pareció importarle a mi castorcita - aunque sería más correcto decir que se desconecto de la tienda pensando en mi propuesta- fue entonces que pretendí regresarla a la tienda de la única forma que sabía hacerlo pero termine por perder el aliento cuando descubrí que mi broma encendió sus mejillas con un suave color carmesí e inconscientemente sentí la calida brisa chocando contra mi rostro por imposible que pareciera. – No exagero- Le conteste mostrando convicción sin apartar la mirada de ella destacando mi confianza en su belleza, la que crecía simultáneamente al enternecimiento causado por cada una de sus respuestas -que sin esfuerzo la delataban como una niña descubierta en su travesura- , luego de una forma inconsciente ladee la cabeza respondiendo con una mirada que decía un “lo se” a la vez que me imaginaba aquellas criaturitas invadiendo su armario después de reproducirse y estuve a punto de responderle pero otra advertencia me arrebato la idea. – Pero… no tienes que decirlo pero aunque así fuera, me conoces y sabes que siempre he sido un ave masoquista.- Bromee nuevamente como si para mi fuera una reacción tan natural como respirar al tiempo que le guiñaba el ojo izquierdo con complicidad ignorando el hecho de que no había captado mis indirectas directas.

- Ahora que lo dices pensaba en comprar uno para pintarlo de azul.- Replique solaz en cuanto a la mascota con una dulce sonrisa en los labios, sintiéndome como un tonto por no saber explicarle lo que quería cuando lo deseaba, no obstante, aquella sonrisa volvió a distraerme sin dejarme otra alternativa que no fuera refugiarme en el juego con las plumas y cayendo en mi propia travesura siendo manchado por su tinta la cual ignore como si fuera una moda traer una motita azul en el rostro desviando la mirada a otro lado.- ¿Qué harás?- Pregunte sin inmutarme cuando de un momento a otro le percibí frente a mi, al tiempo que cerraba mis ojos sin poner ninguna objeción, dejándome a su completa disposición, sintiendo como sus manitas se aferraban de mi túnica y halaban de ella hacia el frente. - No querrás robarme un beso.- Bromee con soltura pero mi mente empezó a jugarme una mala pasada haciéndome pensar en sus labios entreabiertos, humectados con la delicadeza del rocío, luciendo un color suave como el de las rosas y al final todo aquello se desvaneció en el áspero tacto de su tunica que me hizo trazar en mi rostro una mueca de disgusto. – No… No es tan malo…- Susurre bajando la cabeza suavemente mientras me frotaba ligeramente con ella siguiendo el movimiento de su mano, absorbiendo de una forma inocente su aroma y así disfrute de sus “mimos” hasta que el contacto desapareció junto con la mancha.

- Gracias señorína.- Agradecí con una sonrisa para después aprovechar el delicado descender de sus parpados acortando la distancia con agilidad proponiéndome vencer mis reservas e intentar robarle una diminuta caricia pero apenas nuestros alientos se cruzaron note el lento ascender de su diestra y con una mueca de resignación me separe dejando que el dedo cumpliera su cometido dentro el ritual de mi amida al pensar. – Deberíamos llevar una caja entera.- Replique sin más permitiendo que se apartara de mí buscando la susodicha mercancía, subsiguientemente y por inercia rodee la mirada. - He ¿que eso?…- Murmure para mí mientras me agachaba para mirar algo brillante que relucía bajo la repisa, me agache a quedar a la altura y después saque un estuche dorado pero al incorporarme me golpee la cabeza con la repisa. –Auch…- Me queje lo más bajo que pude evitando que la castaña se diera cuenta de mi torpeza, termine de incorporarme y me quede mirando el empaque a la vez que mi mano se paseaba despistadamente en mi nuca.

Lo de robarle un beso no estaba en mi mente para nada, ¿Como podria acaso pensar en eso? Si ni siquiera me atrevía a decirle que sentía por él, mucho menos sería capaz de quitarle un beso asi de la nada. Deslice mis manos por el borde del estante que contenía las plumas corregidoras de ortografia, mientras aun le daba la espalda a mi amigo, al amigo que yo quería como algo mas. Estuve tan cerca, a escasos centimetros de su rostro, de su boca... mi cuerpo no se inmuto para nada, a pesar de que mi corazón se regocijaba con tal cercanía, y limpiarlo fue una tarea facil, si no tenía que pensar en nada mas que eso, porque si me ponia a pensar, o si hubiera hecho caso de su... broma, hubiera explotado. Seguramente ahora estaba totalmente roja, todo mi rostro, pero ¿acaso podia estar de otra forma? lo habia tenido tan cerca y sin embargo... no fui capaz. Mis manos se deslizaron por la caja que contenia las miles de plumas. Si, queria robarle un beso pero simplemente no me atrevía ¿Que sería lo que él me diría? Seguramente me tacharía de loca y no coomprendería el porque de mis actos, en aquel momento era mucho mejor sacarme de la cabeza aquello. Mi pecho subia y bajaba, a conciencia de que mi corazón se habia agitado con solo de pensar en tocar sus labios con los mios, intente parecer de lo mas normal y entonces me gire nuevamente hacia el con una de las plumas entre mis manos.

-¿Porque querrias pintarlo de azul? Se ven monos de lila y rosa- Exclame con una sonrisa en el rostro, esperando que este no me delatara sobre mis pensamientos, gire mi rostro hasta el cubo de los soplidos, suspire de la nada y luego volvi mi mirada hacia Lorcan. -De nada Lorcan, para eso estamos los amigos- Para limpiarte, para apoyarte, para estar contigo siempre que lo desees, para quererte, para... -Ya para Leila!- Me dije a mi misma, una sonrisa se dibujo en mi rostro riendo casi de aquello que estaba pensando, creo que debería hablar con Kitty, aunque sabia que me diria... que se lo dijera, volvi a suspirar. -¿Una caja entera? ¿Tan mala ortografía tengo?- Bromee, tomando unas dos plumas mas y camine unos pasos hacia la caja -¿Pagamos?- pregunte luego, me volvi hacia él viendolo que se agachaba en el piso y luego se golpeaba la cabeza con la repisa, sonrei y me acerque a ver que era lo que habia encontrado mi amigo -¿Esos no son polvos peruanos de la oscuridad?- Pregunte curiosa -Fred me mintió! Me dijo que ya no tenía cuando le pedi- Exclame mirando la cajita que Lorcan sostenia en sus manos, mientras la pelusa morada seguía caminando a traves de mi tunica.

Entonces en ese preciso momento, unas chicas se acercaron murmurando algo sobre mi acompañante, las mire de reojo, Lorcan ni siqueira se dio cuenta, o es que quizas no les dio importancia y de pronto se acercaron a nosotros -bueno, exactamente a él y una de las 3 se acercó preguntandole -Oye ¿me podrías ayudar diciendome donde encontraste... - La chica miro rapidamente la caja que él sostenía y la apunto -eso?!- Ni siquiera sabia que era aquella caja, solo quería acercarsele y entonces, cuando mi amigo estuvo a punto de contestar me adelante, sabia porque me puse asi, sabia porque hacía lo que hacia, pero nunca supe porque tuve que hacerlo. Tome una de las manos de Lorcan y la aferre fuertemente con la mía, atrayendolo a mi, al tiempo que lo contestaba a la chica -Lo siento, pero creo que era el ultimo que quedaba...- Le sonreí y entonces me di la vuelta, aun sosteniendo a Lorcan de la mano, caminando hacia la caja y llevandolo conmigo, quizás no tenia porque hacer eso, el podia hacer lo que quisiera, tenía el derecho que se le acercara cualquiera y querer hablarle... pero... pero... -¿Llevaras algo mas?- Pregunte sin percatarme de que su tibio tacto de su mano contra la mia, era demasiado agradable como para que yo fuera a soltarlo.

- Por que así combinaría con mi corbata.- Bromee reflejando en mi rostro una sonrisa afable llena de cariño hace a mi amiga para después seguir su mirada a donde estaba el cubo de los pigmeos, sin embargo, tras escucharle no pude evitar liberar un suspiro de resignación e inconscientemente recordé a James diciendo aquella realidad -lo peor que te podía decir una mujer eran esas seis palabras “te quiero pero solo como amigo- entonces sin proponérmelo negué con la cabeza mientras pensaba en que ella tenía una ortografía prodigiosa comparada con la mía y después escuche su pregunta más no respondí al estar fijo en la búsqueda de mi cajita dorada. -¿Ah? ¿Esto?- Murmure despreocupado robándome la cabeza, después le di la vuelta a la caja que decía “polvos pica bulla”, no obstante estaba seguro que se trataba de los polvos peruanos. – La etiqueta esta equivocada o quizás modificada a propósito para traerlos de contrabando... – Conteste encogiéndome de hombros, luego de ello mire como la castaña se retorcía gracias al peluson entre la tela y de forma autómata le lance una mirada para indicarle el camino a la caja apresurando nuestra partida al mismo tiempo que intentaría tener aquel exótico producto en mi poder para así conseguir la primera broma del año.


Finalmente ella empezó a caminar frente a mi, en aquel momento le seguí por mi propio pie admirando la etiqueta modificada que parecía estar elaborada precisamente para confundir, todo mientras trataba de no chocar sorteando los obstáculos en el piso, sin percatarme de nada hasta que la vos de una joven me hizo levantar la mirada y por educación le dedique mi atención. - ¿Esto…- Empecé a responder pero fui interrumpido por mi acompañante quien tomara mi mano libre en un certero movimiento arrebatándome de la compañía de mis compañeras –de quizás una generación posterior.- , acción que me dejo levemente confundido sin posibilidad de respuesta y por obvias razones le seguí sin siquiera pensarlo, no sin antes dedicarles una sonrisa a las chicas excusando de alguna forma su reacción. – Creo que no… necesitaba un repuesto para mi vuela pluma pero acabo de recordar que Lyss compro un paquete la semana pasada… - Le respondí restándole importancia al suceso anterior mientras que caminaba a su lado, sintiendo la calidez de su mano que alentaba un sentimiento de autosuficiencia en mi y hacia ampliar mi sonrisa a niveles insospechados.

- Pero… ¿Después me acompañarías a la librería?- Inquirí al llevar mi mano a la bolsa del pantalón donde estaba doblado un trozo de papiro con los libros que hacía falta adquirir para el nuevo curso, confiando en que mi hermanita hiciera bien sus compras, después libere su mano y saque el costalito destinado para mis compras para luego pagarle al dependiente sin dejar a mi castorcita pagar por su mascota o por las plumas. - Gracias por su compra.- Comento el joven pelirrojo que les estregaba la bolsa de su compra sin advertir las características verdaderas de los polvos del paquete dorado. – Gracias a ti mon ami.- Conteste al joven volviendo a tomar la mano de mi amiga e inmediatamente le guíe fuera de la tienda sin hacer paradas hasta la acera den enfrente. - ¿Estas pensando en lo mismo que yo? – Pregunte curioso mientras alzaba la bolsa con las compras.

Mi mano continuaba cerrada alrededor de la de Lorcan luego de que yo le hubiese respondido a la chica y lo hubiera sacado de ahi, caminaba por la tienda tantas veces visitada por mi hermana y yo, que ya casi sabia donde se encontraba la mayoria de las cosas -Bien, yo tengo todo lo que quería ahora mismo- Exclame a modo de respuesta ante lo que el necesitaba, pues yo solo venía de paseo por el callejón y en ese instante no necesitaba nada mas, sin embargo, estar con él si era algo que yo quería, sonrei mientras aun caminabamos por el local, compartiendo sentimientos sin siquiera saber que lo haciamos, en aquella tomada de manos que habia nacido asi sin mas, por el hecho de que alguna chica se le acercara. ¿Respondería el de la misma forma si los papeles fueran invertidos? No lo sabría. Suspire aun sin soltar la mano de mi compañero. Luego de algunos minutos llegamos hasta la caja -Si, Kitty y papá andan en sus asuntos, asi que estoy libre y puedo acompañarte- Asenti con la cabeza a su pregunta mientras le veía acercarse a la caja. El no me había dicho nada de mi reacción, seguramente no queria que me sintiera mal, pero dentro yo sabía que no debía reaccionar asi por aquellos motivos, no tenia razon ni mucho menos el derecho. Pues ¿quien era yo mas que su amiga?

Y de un momento a otro la voz de alguien mas me saco de mis pensamientos, levante la mirada, observando por detrás de Lorcan, el vendedor le entregaba una bolsa con todas nuestras compras, por lo que supuse que el mismo ya le habia pagado, incluso por mis propias compras -Lorcan... no debiste molestarte- le comente, por andar de distraida y confusa, habia hecho que el tuviera que pagar mis cosas, iba a decirle que le devolvería el dinero cuando este volvió a tomar de mi mano, sacadome finalmente del lugar, entonces en aquel momento, solo porque el fue quien me llevo tomada de la mano hacia el callejón, un tenue rubor fue alojandose en mis mejillas.

Se detuvo en la acera del frente de la tienda, y al alzar la bolsa mostrandomela volvi a sonreir, sin importarme el rubor que podían seguir teniendo mis mejillas, ni que el se percatara de aquello, no, ya no me importaba. Algún día tendría que saberlo y entonces asenti exclamando -Si lo que tu piensas lleva la palabra travesura... entonces si- Me mordi el labio aun mirandole, pensando en lo que podiamos hacer con aquello mientras nuestras manos aun seguían unidas y en ese momento solo hice que lo que pensaba hace un rato saliera, deslice mi pulgar por su diestra, en una suave caricia que esperaba no terminara aún, con mi mirada fija en el concreto del callejón, sin soltar a mi amigo -Lo siento- Dije finalmente en un susurro tan bajo que quizás ni yo podría haberme escuchado de no ser porque era yo quien hablo. -No debi hacer lo de hace unos minutos... pero...- bufe e hice muecas con la boca, mostrando molestia, algo que el no vería estando en aquella posición, por eso lo hacía, no queria que me viese molesta ni enfadada, ni que viera esa parte tan infantil quizas de mi,no la vería mientras yo no levantara la vista hacia el. -No me gusta que se acerquen... solo por como te ves...- trage saliva y continue, tenía que explicarle el porque de mis acciones sin que la verdadera razón saliera a la luz -Ellas no te conocen... realmente... no como... como yo- Estaba siendo algo egoista, pues... ¿lo conocía realmente? ¿Acaso no me parecía tambien atractivo a mi? Claro, pero... pero... para mi era algo mas que eso. Termine de decir aquello, simplemente habia salido como una necesidad de plantarle una explicación a mi actuar, no sabía que pensaba mi amigo, ni pude ver sus reacciones.

Era increíble como un solo detalle podía atraer mi atención a la castaña al punto de abstraerme del resto del mundo, forzándome a ignorar las miradas penetrantes que me perseguían mientras me incitaba a seguirle a cualquier lugar al que quisiera llevarme sin poner pretextos, aunque esta vez he sido yo quien apresurase los pasos hacia la acera de enfrente tratando de conservar la calidez de su gesto solo para mí, más aquello parecía ponerse en mi contra cuando la luz acentúo el dulce carmín en sus mejillas y el intenso brillar de sus pupilas logro desvanecer la poca cordura que me quedaba.- No podría ser de otra manera.- Conteste atesorando la complicidad de la conversación al tiempo que desviaba discretamente la mirada a otro sitio para no continuar vislumbrando la inocencia del mohín que me tentaba a quitarle su faena con el labio y al mismo tiempo me seducía a olvidarme de nuestra amistad para poseer su sabor -aunque fuese por una vez- pero he de admitir que me domino el miedo de subir al siguiente peldaño por temor a caer.

No obstante, mis pensamientos fueron borrados por el tenue escalofrío que provocase la caricia de su mano sobre la mía tan fuerte como el que me obsequiaran sus palabras o mejor dicho su disculpa, resaltando la confusión expresada por mi semblante que preocupado hurgaba en busca de su rostro y trataba de saber a donde quería llegar hasta que la siguiente frase me devolvió la paz. – No tienes que decir nada en verdad…- Murmure suavemente tras sospechar el motivo de su molestia, intentando observar sus muecas para averiguar a lo que me arriesgaba, sin embargo, su posición me lo dejaba prácticamente imposible; fue entonces que sus palabras me transmitieron su punto de vista golpeándome con una suave ventisca de alivio, al mismo tiempo me obligaron a rodearle los hombros con mi mano libre acercándole a mi y a cerrar la otra sobre su manita entrelazando nuestros dedos con delicadeza.

- Se que me conoces mejor que ninguna- Musite con suavidad inclinando la cabeza para depositar un beso fugaz en su cabeza para después recargar en ella mi mentón al acurrucándole sin siquiera pensarlo. – Por eso no te dejaría por nadie.-Admití de una forma inconsciente revelando la verdad de mis sentimientos sin verlo venir pero antes de que ella pudiera contestar intente componerla. – Tú sabes no iría a flirtear con nadie estando contigo y no es que las espantes o crean que salimos…- “aunque eso quisiera” termine la frase en mi pensamiento sintiendo como todo resultaba ir en picada y en lugar de salir de esta parecía hundirme más como alguien que se interna en arenas movedizas. – ¿Heee?- Corte la nota de repente levantando la mirada a cualquier aparador con la esperanza de encontrar algo que me hiciera perder el… ¿nerviosismo?... - ¿has visto eso? – Inquirí tras unos segundos rompiendo el abrazo pero sin soltar su mano guiándola a la tienda de Quidditch. - ¿No es increíble?- Pregunte señalando por fuera del cristal el nuevo modelo buscando escapar de la situación al menos por ahora, puesto que todo esto se me iba saliendo de las manos y si no me confesaba terminaría enloqueciendo más de lo debido…

Más tendría que planearlo, por ella se merecía lo mejor y yo estaba dispuesto a dárselo…

Mi pulgar continuaba sobre la mano del rubio, acariciandole suavemente mientras mi mirada pareciera que intentaba derretir el concreto del callejón de tan firme que la tenía, no queria que Lorcan me descubriese de esa forma ¿que pensaria? Que estaba loca, sin duda. Mas sus respuestas me fueron totalmente sorpresivas, mucho mas sus acciones, en un momento el contacto entre los dos se delimitaba a mi caricia sobre su mano, y al siguiente me vi rodeada por sus brazos, con una cercanía que hizó que mis pomulos ardieran, mientras mi corazón saltaba agolpandose en el pecho, como esperando salir de un minuto a otro, y una de sus manos entrelazaba sus dedos a los mios. Con mi rostro casi pegada a su pecho, pedía en secreto que el color que tenian mis mejillas no se trasnformaran en calor y fueran traspasadas a mi amigo, no, tenia que evitar que cuando nos separasemos, mi cara siguiera como un verdadero tomate.

Sin embargo eso me fue imposible cuando luego de un rato el expreso que no me dejaria por nadie, haciendo que mi corazón, y mi mente tambien, se debatieran en una lucha de quien tenia la razon sobre lo que aquello queria decir, pero era preferible no pensar nada o me volvería una idiota, de creer que... si, alguien como él pudiera siquiera pensar en mi de aquella forma. Suspiré ahogando el suspiro en su pecho, esperando que el no pudiera notarlo ¿Hasta cuando seria capaz de ocultar lo que me pasaba con él? Suponía que todo el tiempo que fuera necesario, y que me permitiera continuar a su lado, a veces el sacrificio valía la pena, y esto era uno de esos. -Yo creo que si las espanto... porque ¿quien pensaría que tu salieras conmigo?- Dije algo divertida por el hecho de que seguramente todos imaginaban que él terminaría con una de las chicas mas bonitas, y claramente yo era muy poca cosa para mi amigo, según los demás, suponía que nadie pensaría que el salía conmigo, pense con pesadez.

Entonces aquello que yo esperaba en mis mas profundos sueños se terminó, él mismo Lorcan terminó con el abrazo aquel que nos unió por algunos minutos para ir hacia una de las tiendas a mirar quien sabe que cosa, pronto me di cuenta que me guiaba hacia la tienda de Quidditch, asi que no fue dificil fijarme en algo mientras mis pensamientos se escurrian por mi mente, mientras el color de mis mejillas aun no se iba, permaneciendo todavía unidos por nuestras manos. Y aunque inesperadamente, le seguí hasta el lugar.-Parece un modelo bastante mas aerodinamico que el anterior- Dije con tan solo mirar el nuevo modelo de escoba que el me señalaba, para luego agregar pasando por delante de él, ya que sabia que no le bloquearía la vista debido a que era mucho mas bajita que mi alto amigo y tiraba de su mano para que se acercara, casi me incline frente a la vitrina -¿Has visto su punta? Es mucho mas estilizada que la antigua- Conclui y luego me levante sonriendole mientras le miraba.

Y entonces, comence a caminar hacia atrás, aun con una sonrisa en mi rostro, tirando de él para que me siguiera -Te tengo una propuesta- Exclame divertida, sabia que el debia hacer una parada antes por la librería del callejon, y seguramente luego ningun de los dos teniamos mas que hacer, pero yo no quería dejarle ir tan pronto -Has dicho que tenias que ir por los libros escolares ¿no?- Seguía caminando por el lugar, ya que le dirigía hacia la tienda -¿Que te parece si cuando tengas todos tu libros vamos al Caldero Chorreante a beber algo? Asi me cuentas que ha sido de tus vacaciones- Pedi traviesa mientras alzaba mi otra mano y le seguia tirando hacia la libreria, ahora con mas rapidez y fuerza que antes, para cruzar la calle y llegar hasta Flourish y Blotts, quedando justo fuera en la entrada -¿Aceptas?- Sin esperar respuesta le quite las bolsas de las compras que habiamos hecho, y sosteniendolas agregaba -Ve, ve... yo te esperare aqui afuera...- Le comente mientras sostenia con fuerza las bolsas y le sonreia.

-“Será mejor que guarde silencio o cualquier cosa podría ser usada en mi contra”- pensé conservando el juego privado con mi subconsciente tras adelantarme a sus posibles conclusiones, intentando permanecer tranquilo para evitar delatarme o terminaría explicándole el millón de cosas que hacen que me enamore de ella cada día más. - “ Justo ahora no se si felicitarme por mi auto control o golpearme contra la pared por lo tonto que he sido” – Me cuestione aun en secreto, admitiendo por enésima vez que es la chica más bella que he conocido, cuanto me enloquece la forma en que me mira, la gracia que me dan los gestitos que hace cuando planea una travesura, todo lo que provoca dentro de mi con una sonrisa, lo hechizante que son sus hoyuelos, junto a todas esas que podrían resultar triviales para cualquiera y que para mí no se que eran, pero que sin duda forman parte de la lista –y no es que tuviera una pero si existiera de seguro estarían- de cosas que me roban el aliento…

Así fue como termine divagando en mi cabeza regresando a la maraña que era mi mente después del accidente, más no era necesariamente malo, tan solo me daban otra forma de mirar las cosas y fundirme en ese interminable mapa mental hasta que las palabras de mi compañera me reclamaron. – Si parece… fantástico…- Le conteste bajando el tono al pronunciar la última palabra, agregando a esta un toque de sarcasmo al sentir que nuestras manos se separaban y sin más que hacer le seguí entre la gente para mirar el detalle que me mostraba mientras me inclinaba levemente sin alcanzar su altura. – Es lo único diferente…- Repliqué pensando en que era solo una ligera modificación para ayudarles en las ventas y que no significaría gran ventaja tenerla e inclusive causaría algunos problemas al girar… Siendo así abstraído del mundo por unos instantes hasta sentirle levantarse provocando que nuestros rostros de encontraran de frente, propiciando que una sonrisa boba se dibujara en mi rostro y mi mano fuera a mis cabellos alborotándolos suavemente al tiempo que me incorporaba. – Lo siento. – Me disculpe por obstruirle el paso y así le descubrí ocultando mi torpeza al caminar hacia atrás.

- Así que una propuesta.- Repetí conservando aquella complicidad mientras andaba tras ella, limitándome a dejarme llevar a donde ella quisiera llevarme e inconscientemente asentí con ligereza al escucharle nombrar la librería. - Eres una chica lista.- Murmure mientras notaba como su mano volvía a tomar la mía para guiarme hasta nuestro destino, sin dejarme responder aunque algo dentro de los dos gritaba un “si” y nuestros pies no hacían más que reafirmarlo. - ¿Tengo otra opción? – Pregunte divertido sin perder mi sonrisa mientras notaba como me quitaba las bolsas, luego me encogí de hombros y me acerque a ella para depositar un beso fugaz en su frente. – No hables con extraños. – Le susurre sabiendo que no admitiría un no por respuesta e inmediatamente me deje guiar por mis pasos al interior de la tienda. Una vez ahí me apresure a realizar mis compras, sin ningún contratiempo, solo deteniéndome un poco más para mirar algunas curiosidades en el mostrador y sin pensármelo dos veces pedí una de ellas para después entregar el importe… -Gracias por su compra.- Aquellas cuatro palabras habían dada por terminada mi labor así que tome los libros junto al paquetito cuidadosamente envuelto para ocultar su contenido, hice una inclinación con la cabeza en agradecimiento y salí del establecimiento con mis compras mirando a ambos lados de la calle buscando a mi amiga.

Off. Lamento si tiene incoherencias x)

Mi atención estaba dispersa a lo largo de la calle, mientras buscaba con insistencia a mi compañera hasta ser acogido por el suave escalofrío provocado por su aliento en mi oído, siendo obligado por aquel gesto a girarme con una candida sonrisa en los labios. –Busco a mi amuleto de buena suerte pero no es necesario reportarlo en el departamento de extravíos por que acabo de encontrarle justo frente a mis ojos.- Le conteste sin que la mueca transparente en mis labios se desvaneciese al tiempo que le miraba acomodarse sobre el pavimento para después seguir el resto de sus movimientos con la mirada, fue entonces que le escuche preguntar sobre nuestro destino y sin necesidad de responder levantando mi vos asentí con la cabeza e inmediatamente empecé a seguirte a donde ella quisiera llevarme. – Laila… Me fascina la idea aunque dudo que encontremos algo tan refrescante como tu… - Replique en forma de cumplido ante la expresión de su deseo mientras me sentaba frente a ella con toda informalidad, usando una de mis poses acostumbradas sintiendo como un par de miradas se posaban en mí, más no paso mucho tiempo para que la camarera se acercara jugueteando con el nudo del delantal que le sujetaba de forma curiosa al frente y nos pidiera la orden.

- Serán dos zumo de calabaza y tres de tartas de melaza por favor. – Le pedí adelantándome a mi compañera expresando su idea de una bebida helada aunando mi antojo por el postre que me llamase con su aroma desde la cocina, posteriormente la dama se alejo en busca de la orden y nos dejo nuevamente a solas entre las risas de los pocos habitantes del establecimiento. - ¿He pedido bien? O ¿Quieres otra cosa?- Pregunte al sentir la mirada de mi amiga, reparando por primera vez en que no le había pedido su opinión y bueno ahora mismo me sentía como un tonto por olvidar ese detalle. – Aun puedo cambiar la orden o agregar algo más… - Añadí con un tono afable al mismo tiempo que llevaba mi diestra a mis cabellos para despeinarle con suavidad, demostrando el nerviosismo causado por mi descuido y un par de segundos después ya le sonreía algo perturbado.

Pero era difícil no estarlo cuando esos ojitos verdes me miraban de esa manera y esa sonrisa volteaba mi vida de cabeza…. de cualquier forma ahora solo me restaba esperar… una reprimenda o una concesión…

¿Su amuleto de buena suerte? ¿Asi era como me veía? Me parecía raro, aunque divertido, por lo que una sonrisa se apoderó de mi rostro de solo pensar que mi amigo me veía de esa forma, cuando yo era alguien que mucha suerte no tenía. Lorcan se sento frente a mi ¿No podía sentarse a mi lado? resoplé y apoye mis codos en la mesa para posar suavemente mi menton en mis manos -¿Estas seguro que mas refrescante que yo nada?- Mire sonriendo a mi amigo mientras notaba como algunas miradas se posaban en él, estaba segura que cualquiera de las personas dueñas de aquellas miradas no pensaban lo mismo, sino que le atribuian a mi amigo tal cualidad, ¿y porque no decirlo? Si la personalidad de este era tan chispeante que en un momento te contagiaba todo su animo y alegria. -Debes ser el único en toda esta habitación que piensa eso- Y la verdad, me gustaba que fuese asi. En cuanto la camarera se acercó, iba a pedirle algo de beber pero el rubio se me adelanto sin darme tiempo a pedir alguna orden.

Me acomode en la silla, subiendo ambas piernas sobre esta y sentandome a lo indio mientras esperaba que la camarera volviera. Negue con la cabeza a su pregunta -Estas bien asi Lorcan, me encanta ese zumo- Le comente mientras movia mi cabeza de un lado a otro, además de que mi subsconciente me acababa de engañar al decirle que él estaba bien, sin siquiera darme cuenta de aquello.Para luego agregar -Aunque esto yo lo invito- Lo mire algo con los ojos entrecerrados, aun recordando que hace rato habia sido el quien pago mis compras, en parte se lo debia, en parte sabia que el no lo esperaba y que lo hacia con gusto, pero yo queria retribuirle de una u otra forma.

Entonces el se despeino el cabello, algo tan común en sus gestos y sin pensarlo me incline un poco hacia delante, sobre la mesa acercandome a mi amigo para bajarle unos cabellos que le habian quedado parados, no para peinarlo, solo bajarle unos pocos cabellos, deslice mi mano suavemente por su cabeza acomodandolos hasta que me di cuenta de lo que hacia y volvi hacia mi asiento, justo a tiempo cuando la camarera nos traia nuestra orden, depositando en la mesa los zumos y las tartas. -Tenías unos pelos parados- Dije como quien no quiere la cosa, apuntando su cabeza y luego arrastrando un zumo de calabaza hasta mi lugar en la mesa, deslizando uno de mis dedos indices sobre el borde de arriba del vaso, haciendo que un pequeño silbido fuera emitido y entonces para cambiar de tema de pronto lance cualquier pregunta al aire y no mostrar el nerviosismo del que era dueña en aquel minuto -¿Y como esta Lyss?- Al cabo de unos segundo me di cuenta que la pregunta no fue la adecuada, y él lo sabría. ¿Desde cuando yo preguntaba por su hermanas? pues era mucho mas factible que hubiese preguntado por su madre y no por su hermana, esta vez fui yo la que se llevo una mano a la nuca, rascandomela despreocupadamente para luego beber un poco del contenido de zumo de calabaza, pasando por alto que cuando deposite nuevamente el recipiente en la mesa, un poco de espuma se habia acomodado sobre mi labio superior,

Ladee la cabeza con un ligero encogimiento de hombros diciendo un “¿Por qué no?” cuando escuche el cuestionamiento a mi pregunta, dando una completa aceptación mientras ella seguía contradiciendo el punto pero dispuesto a no seguir con esa “discusión” absurda le hice un guiño cómplice y después continúe pidiendo la orden en mi forma tan peculiar. – Claro, después de tantos años de amistad sería un idiota si no lo supiera. – Conteste con naturalidad a su aceptación queriendo borrar los gestos de duda que se habían hecho presentes en momentos anteriores, - Pero si tu…- Empecé a debatir su decisión de querer pagar la cuenta sugiriendo que ella era mi invitada pero aquella mirada me detuvo en seco, haciéndome recordar que aquello no era una cita y después de alborotarme la cabellera me quede estático mientras seguía sus movimientos con la mirada. – Como si fuera tan vanidoso como Jamilia.- Bromee suavemente mientras le miraba regresar a su asiento, haciendo alusión al leoncito más vanidoso de Hogwarts y después me acomode en mi lugar hasta escuchar la pregunta que ni en mi sueño más extraño había escuchado de ella.

- ¿Rubia?- Respondí en broma con cierto tono de interrogación en mi rostro para descubrirle luego alborotarse los cabellos haciéndome entender que ella estaba tan nerviosa como mi persona.- Esta bien seguramente entretenida con sus compras.- Conteste intentando mirar a otro lado para que no notara mi intento por descubrir el motivo de su nerviosismo, negando en automático que se tratara de mi persona y cuando volví la mirada a ella descubrí una imagen enternecedora. –Pero no la menciones ahora… Por favor…– Murmure en tono de suplica sabiendo que ellas no se llevaban muy bien para después alargar mi mano hasta su rostro, levante delicadamente su mentón con mi dedo incide y pase el pulgar de forma suave donde había quedado la espuma del zumo para limpiarle. - ¿Y como esta Kitty?- Inquirí antes de separar mi mano, acercarla a mi rostro y limpiarle delicadamente con mi lengua mientras mis parpados descendían lentamente como si catara la bebida.

Finalmente volví a levantar mis parpados regresando al lugar me gire a la barra atrayendo mi propio sumo junto las tartitas situándolas en el centro cogí una entre mis dedos y un par de segundos mis ojos estaban clavados sobre mi compañera. -¿Tartita?- Pregunte de forma despreocupada al tiempo que mis labios se curvaban en una radiante sonrisa.

Off. Dame una buena colleja que me la he ganado x)

Sonrei ante su aclaración del hecho de que nuestra amistad llevaba bastante años encima, si no me equivocaba, cinco años para ser exactos, pero de mi parte no era simplemente amistad, jugaba con el vaso del zumo de calabazza entre mis manos, mientras le escuchaba hablar, tan perdida en mis pensamientos, que habian ido a parar al dia que le conoci, sonreia como tonta al recordar aquello. Luego el contesto sobre Lyss y me pregunto por Kitty -Supongo que ahora mismo anda por el Callejón planeando algo- Me encogi de hombros para luego agregar -Ya sabes como es... sobre todo cuando se junta con Fred- Exclame sonriendo al recordar que juntos se hacian de unas travesuras que yo no sería capaz de cometer, a menosm que estuviera con alguien que realmente me diera seguridad, y por otro lado, que no me importarte meterme en lios si le tenia a mi lado. Irremediablemente pense en que esa persona fuera el muchacho que tenia frente a mi, definitivamente no, ya no era solo un amigo, comence a balancearme distraidamente en las patas traseras de la silla mientras miraba a Lorcan...

Entonces la caricia de su pulgar me sorprendió, cuando lo alzo ante mis labios y me limpio un resto de zumo que yo no sabia que tenia alli, menuda idiota que me deberia ver. No obstante la mayor sorpresa me la lleve cuando vi deslizar su pulgar hasta sus propios labios, donde con su propia lengua se lo limpio, me quede observandolo, con las mejillas realmente rojas por el gesto que hubo tenido... ¿Porque me hacia esto? No era tan sencillo para mi estar sentada junto a el sin tener la fuerza de voluntad para decirle lo que sentia, para que de pronto sus gestos me tentaran a hacerlo asi sin mas, sin temor a perder su amistad ni mucho menos a un rechazo. Entonces en el momento en que me levante para decir lo que pensaba, solo alcance a exclamar su nombre -Lorcan...- pues habia olvidado que mi silla se balanceaba sobre sus patas traseras, y justo en el momento en que el me ofrecia de la tarta, un sonido estrenduoso se escucho justo en el lugar donde anteriormente estaba yo. La silla habia caido hacia atrás, y yo con ella.

-Soy una idiota- me dije a mi misma en el momento en que fui capaz de mirar hacia el techo, y me tape el rostro con ambas manos sin quejarme por el golpe que me habia dado, sin duda aquello significaba algo, que no debia decirle mas de lo que el ya sabia. Me quede tirada en el piso por algunos minutos, avergonzada de lo que luego de eso mi amigo pudiera pensar sobre mi, sin querer verlo a la cara, aunque el no sabia que iba a intentar decirle en el momento en que me alce de mi asiento.